Bóveda de Mera, Lugo
A tan sólo veinte millas al oeste de Lucus Augusti, muy próximo de la vía romana que unía la antigua ciudad con el campamento militar de la unidad auxiliar Cohors I Celtiberorum del ejército imperial, se levantará un edificio que, a día de hoy, continúa generando gran controversia relacionada con su datación, por no mencionar la funcionalidad del mismo y la decoración empleada en el interior. Nos estamos refiriendo a Santa Eulalia de Bóveda.
De planta rectangular, con una pequeña piscina en el centro y una bóveda de cañón finamente decorada, en el año de 1926 tras su descubrimiento, se procedió a la excavación de un santuario o cripta en las afueras de Lugo. En su exterior, un pequeño atrio o pórtico con dos columnas precedía la fachada, en la cual se abría una puerta con arco de herradura.
Acceso al santuario con pequeño pórtico y puerta con arco de herradura. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Parece que sí ha existido unanimidad acerca del número de plantas que pudo contar este antiguo edificio: dos desde su primera fase. Aunque cuando se vuelven a tratar sus aspectos funcionales, nuevamente retornan las diferencias en las interpretaciones.
Se trató, pues, de un edificio de doble planta en el que se construyó la segunda por debajo del nivel del suelo. En el siglo XVIII quedaría dañada la bóveda inferior cuando se procedió a la demolición de la antigua capilla cristiana que ocupaba el piso superior. En la actualidad sólo se conserva la planta inferior o cripta, salvo esa zona central de la bóveda antes mencionada. Del piso superior, únicamente existe constancia la parte del muro de arranque correspondiente a su bóveda.
Otro dato de interés que ha encontrado cierta aceptación entre la comunidad científica ha sido que, con la llegada y asentamiento de la nueva religión, el edificio primitivo quedó transformado en un templo para el culto cristiano y bajo la advocación de la mártir Santa Eulalia, perdiendo así toda funcionalidad original. Es en época medieval cuando la construcción se reutilizada como iglesia románica, supuestamente, instalándose la capilla en la planta superior y, consecuentemente, la planta baja aprovechada a modo de cripta hasta el siglo XVIII, tal y como comentábamos. A priori, y según las evidencias, la nave superior sería de las mismas características que la inferior en cuanto a arquitectura y ornamentación; ambas cubiertas por una bóveda de cañón, aunque con la diferencia de las puertas de acceso que, muy posiblemente, se encontraran en lados opuestos con respecto a ambas plantas.
Pórtico de entrada a la cripta con detalle de la ventana a la izquierda y grabado en la fachada a la derecha. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Pero a partir de aquí todo lo demás son controversias. Con el paso de los años se han ido desarrollando todo un conjunto de hipótesis y teorías referentes a su primitiva funcionalidad, datación y posibles restauraciones que se emprendieron en Santa Eulalia de Bóveda a lo largo de su historia. Son múltiples las incógnitas que rodean a esta monumental e interesantísima construcción, por lo que en las siguientes líneas intentaremos abordar, a modo de resumen, cuáles fueron esas interpretaciones que intentaron dar sentido al antiguo edificio.
Los aviarium, como así se les conoce a las representaciones de pájaros enjaulados, formaron parte de los programas funerarios del siglo IV d.C., sobre todo en aquellos dominus de alto poder adquisitivo. Vitrubio, al referirse a las casas de pájaros, ya recogía esta simbología en aquellos protocolos sobre pintura y decoración a tener en cuenta cuando se pensara en la recepción de huéspedes y clientelas. Es decir, cuando el pater familias buscara figurar abundancia y disposición de los alimentos que en ese tiempo se consumían de forma corriente.
Decoración de las paredes interiores de Santa Eulalia donde se representan, a modo de casetones, gran variedad de aves como gansos, perdices, faisanes, pavos reales, patos y palomas, rodeadas por motivos vegetales. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Por otro lado, y dentro también del simbolismo funerario romano, las aves y sus huevos fueron interpretados como elementos esenciales para el buen tránsito hacia la nueva vida y el renacer de la persona. El objeto de los jardines mortuorios no consistió en otra cosa que intentar encontrar cierta equivalencia o asociación con los jardines paradisíacos, embelleciéndolos con vegetación, pajareras y estanques. En el caso de Santa Eulalia de Bóveda, el conjunto monumental perfectamente podría interpretarse como un edículo o pequeño edificio engalanado a modo de jardín con representaciones de pájaros enjaulados y un estanque central en el sentido alegórico al renacer del difunto.
Piscina en el interior del santuario. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
La decoración en las paredes interiores, con el uso de aves y casetones, comprendería una cronología que va desde el siglo I d.C. hasta finales del IV o principios del V, no siendo excluyente este motivo pictórico a la entrada del periodo paleocristiano.
Aunque en un principio se pueda entrever un origen tardorromano, no es menos cierto que las tradiciones romanas quedaron bien arraigadas en el sentido popular. Por ello, no debería extrañarnos que las nuevas corrientes religiosas hicieran suyas estos elementos, aunque dotándolas de nuevos significados. Así, por ejemplo, se conoce el sentido de dos pavos enfrentados con un vaso en medio, en el que las aves se interpretan como la resurrección y el vaso, la copa de la inmortalidad.
Sobre la reforma del edificio originario, se podría adelantar al siglo IX, periodo comprendido entre la tardoantigüedad y la Alta Edad Media.
En resumen, las primeras teorías acerca del origen de Santa Eulalia de Bóveda nos hablan de un monumento funerario pagano, bien de un dominus con alto poder adquisitivo, donde quedaría manifiesta la exaltación de la riqueza y la abundancia, bien como jardín paradisíaco que sería reutilizado para uso cristiano. Pero con el descubrimiento de la piscina en el centro de la sala, la visión de lo hasta ahora conocido cambió radicalmente.
Con la aparición de la piscina se menciona la posibilidad que el edificio correspondiera a un ninfeo romano. El afloramiento de aguas y la interpretación de relieves en el exterior, junto a las pinturas en el interior ya mencionadas, parecería corroborarlo.
Piscina rodeadas de columnas en el interior; al fondo el ábside. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Al levantar el pavimento marmóreo, que ocupaba un cuadrado en el centro de la planta, quedó al descubierto un hueco anegado que, rápidamente, fue interpretado como piscina para fines terapéuticos, es decir, un edificio romano de culto a las ninfas (para culto a las Ninfas léase el artículo Los baños romanos de Fortuna).
La existencia de toda una red de canalizaciones en piedra que recorren el interior del edificio, bajo su pavimento hasta desembocar fuera de él, hace pensar que el agua no era suministrada desde el exterior, sino que era captada desde el interior mismo a través de la piscina. Esto hizo que se relacionara directamente con el uso de las aguas, pero que, en un origen, quedara desvinculado de la religión. Nos referimos a una posible mina o explotación de aguas antes de que el lugar fuera aprovechado como ninfeo o, incluso, como establecimiento termal en el siglo III d.C.
En este sentido, se continua con la idea de que el edificio fuera reconvertido en un templo cristiano del siglo IX. Por otro, las pinturas fueron interpretadas como frescos del siglo IV de temática cristiana y no pagana, al igual que los arcos y columnas, definiendo así un espacio basilical. Cabría la posibilidad que, en época posterior a su construcción, el edificio fuera transformado en un lugar de ofrendas, de culto a las fuentes y que los Concilios de los siglos VI y VII no se cansaran de condenarlos hasta acabar con ellos. Esta podría ser la razón del recubrimiento de la piscina con losas de mármol.
Interior de Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Tras descubrirse el estanque en la planta de la Basílica, las siguientes interpretaciones que se llevaron a cabo estuvieron relacionadas con los cultos mistéricos. Se desconoce el culto o rito sagrado, de naturaleza mistérica y pagana, a la que el edificio estuviera dedicado originalmente: templo pitagórico, centro iniciático mitraico, culto a Asclepio o lugar de curación, templo de Diana, etc. Quizás se tratara de una construcción del siglo IV, aunque se desconoce con certeza su cronología. También podría concebirse como un templo cristiano, pero decorado en su interior con pinturas paganas heredadas de la cultura anterior.
Del conjunto de relieves tallados en la piedra de la fachada, uno de ellos, por ejemplo, pudiera ser un grupo de figuras con las manos en alto como si estuvieran agitando una especie de paño, tal vez toalla, por encima de la cabeza. Aunque también estos objetos que parecen agitar fueran guirnaldas propias de las ceremonias mistéricas. El relieve de otra de las figuras de la fachada parece portar guirnaldas florales como las utilizadas por las mujeres en este tipo de ritos.
La funcionalidad de templo como logia pitagoriana quedó avalada por la presencia de ventanas en forma de triángulos, tres columnas exentas, la piedra sin tallar y un gallo, heraldo de Apolo.
Relieve en la piedra de la fachada en el que se representa a un grupo de figuras femeninas con las manos en alto, como si estuvieran agitando una especie de paño, tal vez toalla, por encima de sus cabezas. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
La teoría a que se debiera a un templo para el culto de Asclepio, base de la antigua medicina griega, se debió fundamentalmente a su situación extramuros con respecto a su ciudad principal dependiente, Lucus Augusti, aprovechando la acción beneficiaria de la Naturaleza y la salubridad de sus aguas.
Cabe recordar que el término lucus, en latín, servía para designar un claro en la espesura de un bosque donde habitaba un determinado dios. Las leyes romanas fueron muy estrictas en este sentido, prohibiendo cualquier trazado de calzada o acueducto que pudiera invadir uno de estos espacios sacros habitado por una divinidad indígena. De hecho, existieron casos como el de Colonia Patricia Corduba donde se tuvo que desviar el tramo original del primer acueducto (Aqua Vetus Augusta), antes de alcanzar la Porta Praetoria, por la obligación de no invadir el espacio forestal de un lucus situado en las cercanías de la nueva ciudad. En consecuencia, podríamos entender, perfectamente, la denominación de Lucus Augusti como el Bosque Sagrado de Augusto.
Grabado en la piedra de la fachada. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Con respecto a los relieves de la fachada, se ha querido ver la figura de dos tullidos accediendo al edificio para una posible curación.
También se insistió en la teoría del culto a Asclepio debido a que éste y sus sacerdotes médicos conocieron el poder de las drogas y las virtudes curativas de las plantas. Existieron, además, ingredientes de tipo mistérico, hoy lo llamaríamos brujos, como colirios de sangre de gallo blanco o ungüentos de carne de perdiz, coincidentes ambos con dos de las aves representadas en las pinturas de Bóveda.
Se conoce que las curaciones practicadas se realizaban durante el sueño inducido, siendo Hypnos y Tanatos sus dos dioses garantes. Pudiera ser, por tanto, que en el entorno donde se construyó este templo existieran hongos que, a modo de drogas, facilitaban el paso a este trance.
La piscina descubierta también tendrá mucho que ver en el culto de Asclepio, donde se recomendaba la higiene (Higia, hija de Asclepio) y las buenas prácticas de salud (Salus, versión romana de Higia).
En conclusión, y según todas estas hipótesis, Santa Eulalia de Bóveda podría haber sido un templo donde se practicara algún tipo de liturgia mistérica o, simplemente, un lugar para el reposo y la sanación de la élite lucense romana. El culto de Asclepios creía en las posibilidades de sanación a través de lo que denominaron el Sueño Sagrado. La fama de estos templos fue tal que durante el cristianismo, sobre todo al principio, fue compartido el culto a Cristo con el culto a Asclepio.
Ábside al fondo de la cripta. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Posteriormente llegaría la interpretación de un lugar dedicado a la Diosa Cibeles, la cual se ha mantenido con mucha fuerza hasta hace relativamente poco tiempo. Cibeles, nombre latinizado de la nativa Frigia procedente de Asia Menor, conocida también por los griegos como Rhea, fue esposa de Cronos y madre de los dioses del Olimpo. Era, por excelencia, la diosa de la naturaleza y la fertilidad, muy venerada en Roma como la Gran Diosa Madre. Su culto proliferó a partir de Augusto, quien sintió hacia ella una especial veneración.
Antes de que fuera reconvertido a culto cristiano, lo que nos vienen a trasladar los distintos autores defensores sobre la posible funcionalidad de Santa Eulalia, es que en el Santuario romano dedicado a la diosa Cibeles se practicaron sacrificios de animales durante el siglo III d.C., es decir, que el edificio cultual era realmente un taurobolio.
Hornacina situada a uno de los lados de la piscina. Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
Un taurobolio consistía en una estancia para el sacrificio de un animal, toro o carnero. Esta práctica se habría realizado por un sacerdote en la planta superior del edificio, hoy desaparecida, permitiendo que la sangre derramada cayera directamente a la piscina de la planta inferior. Situado dentro de la bañera de la planta inferior, el neófito o persona recién adscrita al culto era iniciado en esta religión recibiendo la sangre caliente del animal a modo de lluvia desde la infinidad de aberturas realizadas en el suelo de la estancia superior. Teóricamente, con esta práctica, se obtenida la inmortalidad del alma del iniciado.
Una vez terminaba de morir el animal sacrificado, los sacerdotes de Cibeles bajarían, a través de unas escaleras internas, hasta la planta inferior, para depositar los órganos sexuales del toro o carnero en los huecos preparados en las paredes, a ambos lados de la piscina, a modo de hornacinas.
Sacerdote sacrificando a Cibeles. Siglo III d.C. Museo de Ostia Antica, Roma.
Se trataba, pues, de una especie de bautismo de sangre que gozó de gran popularidad en la antigüedad, sobre todo durante los siglos II y III d.C. Por supuesto que cuando fue prohibido este ritual y con la llegada de la nueva religión, la segunda planta del edificio perdería su función original para pasar a convertirse en cripta de un templo dedicado al culto a Santa Eulalia.
Pero, ¿qué relación pudieron guardar las pinturas de aves con el culto a Cibeles? Las aves de la pintura mural y sus cantos tenían gran relación con el santuario y su función de oráculo. Es decir, existieron aves vivas que permanecían ocultas a la vista de los devotos, resonando sus cantos y trinos a través de las paredes interiores de la cripta. Los allí congregados disfrutarían de una sensación mágica donde se deleitarían de unas paredes con estos efectos sonoros. Los pavos reales, en concreto, eran símbolos de esta diosa. Otros tipos de aves como perdices, palomas, faisanes, junto a elementos geométricos y cráteras con abundantes flores formaban parte de los primitivos motivos o símbolos mistéricos de la diosa.
Y sobre los relieves del exterior, en relación a la teoría de un santuario dedicado a la Diosa Cibeles, se han interpretado como un conjunto de cinco personas celebrando el ritual junto a un sacerdote, quien llevaba una diadema en la cabeza. Los dos personajes lisiados, como aquellos devotos que acudirían al templo en busca de ayuda.
Representaciones de aves en el interior de la cripta de Santa Eulalia de Bóveda. Bóveda de Mera, Lugo.
En el año 2016 llegaría la última de las teorías donde se definirá, nuevamente, la funcionalidad de Santa Eulalia como edificio funerario, pero en el que tuvo que existir una relación con Dionisos.
El punto de partida de esta relación de teorías e hipótesis fue el de monumento funerario. Si se ha observado a lo largo del texto, sería a raíz de la aparición de la piscina rectangular cuando empezaran a sucederse toda una serie de propuestas que, oficialmente, llegaron a definir la funcionalidad del antiguo edificio romano. Hasta el día de hoy, la última teoría utilizada para establecer el objeto de dicha construcción es que se trató de un edificio funerario. La única diferencia con respecto al principio es que, después de revisar todos sus elementos arquitectónicos y artísticos se ha confirmado que se trató de un enterramiento dedicado a un seguidor de Dioniso. Las aves, las pinturas de vegetales, etc., hacen referencia a Dioniso.
Grupo colosal con Dioniso y un sátiro. Finales del siglo II d.C. Palacio Altemps, Roma.
Durante el siglo IV, fue muy habitual en los dominus, con alto poder adquisitivo, el uso de aves dentro de espacios compartimentados, tanto en los mosaicos de las villas, como en sus pinturas de las paredes. Se trataba de una temática dionísica común en las villae: “pichones, palomas zoritas y tórtolas con las patas atadas mediante cintas a fin de que puedan ser capturadas por los asistentes”. Las aves y uvas, como aparecen en Santa Eulalia, son propias de los ambientes dionísicos.
Con este nuevo planteamiento, al igual que sucediera en un primer momento, surgen nuevas cuestiones entorno al edificio. ¿Se trataba de un elemento funerario independiente, único en el entorno? O, por el contrario, ¿formó parte de alguna villa?, ¿de alguna necrópolis?
Para bien o para mal, a su alrededor apenas se ha excavado y parecen existir suficientes indicios para entender que la construcción no fuera un elemento aislado a veinte millas de Lucus Augusti.
Bibliografía:
- Santa Eulalia de Bóveda (Lugo): Ensayo sobre la cronología de las pinturas (Elías Carrocera Fernández)
- La Herencia Grecolatina en Galicia: Santa Eulalia de Bóveda (Alfonso de la Vega)
- Santa Eulalia de Bóveda y el castro de corvazal: Una aproximación al estudio arqueológico de lo próximo (Enrique Jorge Montenegro Rúa)
- La arquitectura restaurada de Galicia: orígenes (Jose Ramón Soraluce Blond)
- La cuestión del agua en Santa Eulalia de Bóveda (Lorena Vidal Caeiro)
- Evolución constructiva de Santa Eulalia de Bóveda (Lugo, Galicia) /Rebeca Blanco-Rotea, Rosa Benavides García, Jorge Sanjurjo Sánchez y Daniel Fernánez Mosquera)
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