Pues sí. Seguro que ustedes conocen, por lo menos, un par de Ritas, muy famosas, con cierta y mucha antigüedad. Me refiero a la “Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita”, y cómo no, a esa flamenca del siglo pasado: “Rita la cantaora”.
Bueno pues hay una tercera Rita, muy actual, que reina en Valencia desde hace casi 24 años. Rita Barberá, la reina del caloret. La marquesa de los bolsos de Vuitton, la condesa de Loewe, La duquesa de Noos. La alcaldesa Bienpagá. La enemiga del Cabanyal. Una mujer de una vez, aunque parezca eterna.
Pues bien esta Rita valenciana tiene su parecido con las dos precedentes. La Santa es la patrona de los imposibles y Rita “la cantaora” fue una flamenca de tomo y lomo. En ambos casos coincide con ellas Rita Barberá, que ha sido capaz de nadar entre el barro de la corrupción más grave de este país, de forma imposible, y que ha actuado siempre con una chulería flamenca impropia del cargo que desempeña.
Bueno pues ahora además, desde Compromis han publicado una lista con cerca de 500 facturas de gastos de la alcaldesa, y es para echarse a temblar. Desde los mejores hoteles a más de 600 euros por noche, al alquiler de un coche de lujo con chófer por cerca de 5000 euros un día. Comidas por más de 80 euros por barba. Y qué decir de los regalitos que hacía por Navidad, lástima no tener la lista de los agraciados, podría resultar divertido.
Sin ir más lejos, no sólo no se ha privado de nada, sino que además ha ido aumentado año tras año los gastos, en vez de contenerlos. Por ejemplo, el importe de los gastos de regalos de Navidad en 2010 fue de 5303 euros, en 2011 de 5924 (+11,7%), en 2012 de 6193 (+4,5%), 2013 de 7805 (+26%). O sea en tres años, el importe de los regalitos de Navidad ha aumentado un 47,2%, Vamos lo mismo que los sueldos que en esos tres años disminuyeron más de un 10%.
Además, todos los gastos, están efectuados en los últimos años los de la crisis, desde 2009, y muchos son del año pasado. O sea aquello que ella misma dijo que había que controlar los gastos en época de crisis, se lo ha pasado por el fandango. Es más, debemos recordar que el propio Fabra –quién teóricamente es su jefe—, estableció una tarifa de un máximo de comida para cargo público de 20€ por persona, cuatro veces menos de lo que se gasta Rita “la gastaora”.
¿Y saben qué ha dicho la tal señora cuando algún periodista le ha preguntado por el asunto? Muy fácil, ella es una señora y no va a hacer cutrerías como otros (supongo que se refiere a Albert Fabra, que ha puesto un tope para los gastos de representación, que ella se salta), y todo ello con una chulería digna de sí misma.
Esta señora –ocurre con la gran mayoría de los peperos— no es capaz de distinguir entre lo público y lo privado, es más, es posible que sí lo distinga, y que los gastos lujosos sólo los realice con dinero público. Me gustaría saber, cuántas veces ha comido ostras, o se ha alojado en un hotel de superlujo, o ha regalado obsequios de alta marca con su propio peculio. Estoy convencido de que sólo efectúa gastos de este tipo con dinero público, con el dinero de todos.
Ahí está, como si nada, haciendo como quien oye llover, para ella, y esto es lo grave, todo esto es normal, una alcaldesa como ella tiene todo el derecho a utilizar los fondos públicos como le venga en gana, ¡faltaría más!
Y es que cómo vamos a pretender que una señora de altísima dignidad monte en transporte público o en taxi, como mínimo coche con chófer. O cómo se va a encerrar en hoteles de menos de cinco estrellas, que para ella deben ser como cárceles.
En fin, no es sólo que en la Comunidad Valenciana haya políticos ladrones, algunos en la cárcel y otros a punto, es que además, con desvergüenza y sin miramientos, muchos peperos, como Rita “la gastaora”, utilizan dinero público para vivir bien, para probar, utilizar y comprar lo que no harían si tuvieran que pagar con su propio dinero.
Para terminar, quisiera recordar que Rita, la Santa, la de “lo que se da no se quita”, no fue nunca sepultada, permanece su cuerpo todavía incorrupto. Espero que al menos en esto la alcaldesa no se la parezca y que ella sí quede enterrada, políticamente, para siempre, el mes que viene, en las próximas elecciones. De no ser así, deberíamos pensar que los valencianos, además de aficionados a las tracas y al fuego, son masoquistas, y no lo creo.
Salud y República