Cuando me dijeron que había caimanes me imaginé que habría unos pocos, y los alimentarían para los turistas, pero me sorprendí cuando vi la barbaridad de caimanes que había allí, a los que te puedes acercar desde una plataforma, y además, éramos los únicos turistas. La guarda recursos nos acompañó todo el rato y nos explicó la zona, y la verdad, que ha sido una de las mejores guías que he tenido en el país. La gente de este lugar está muy bien concienciada sobre la importancia de lo que tienen y su conservación.
También fuimos al Zanjón El Chino, que está al lado, y pudimos ver el baile típico de la machorra (Atractosteus tropicus), un fósil viviente conocido como pez lagarto, que sale fuera del agua dando un coletazo y se vuelve a meter para el fondo. Por lo visto esta danza solo se puede observar en esta época. Además, ha mantenido su forma durante los últimos 80 millones de años, casi nada.