El mundo celebra su fiesta el 23 de agosto
LIMA, miércoles 22 agosto 2012 (ZENIT.org).- Con motivo de la
celebración mañana 23 de agosto de la fiesta litúrgica de Santa Rosa
de Lima, ofrecemos un artículo de José Antonio Benito, historiador, de
la Universidad Católica Sedes Sapientiae de Lima, en el que destaca la
relación espiritual entre la santa peruana y santa Catalina de Siena.
*****
Por José Antonio Benito
A medida que avanza el mes de agosto, se incrementan las visitas de
los devotos de santa Rosa al santuario dedicado a ella, como patrona
de América en la avenida Tacna de Lima. En la presente nota quiero
compartirles el vínculo de Rosa con santa Catalina de Siena, la
primera doctora de la Iglesia.
Fue el papa Pío XII, quien en su radiomensaje del 27 de octubre de
1940 para el Congreso Eucarístico en Arequipa exclamó: "¿No despuntó y
se abrió en el jardín de Lima, cual flor primera de santidad de toda
la América, cándida como azucena y purpúrea como rosa, la admirable
Rosa de Santa María, que en el retiro y entre las espinas de la
penitencia, emuló el ardor de una Catalina de Siena?".
En el proceso de beatificación, su hermano Hernando declaró: "Era
devotísima de cantar "Deus in adjutorium meum intende; Domini, ad
adjuvandum me festina" (¡Ven, oh Dios, en mi ayuda. Señor, date prisa
en socorrerme!) y le preguntó a este testigo le dijese que quería
decir. Y le preguntó este testigo que por qué lo pedía y pretendía más
saber aquel verso que otro, lo satisfizo con decirle que su madre
santa Catalina de Siena lo repetía muy a menudo y pues es mi madre y
la quiero imitar. Y así cantaba muy de ordinario, muchísimas veces al
día, este dicho verso en voz alta, estando en su labor, con que ponía
devoción a todos los que la oían".
Dos vidas, una sola pasión por la Cruz
Podemos ver un gran paralelismo entre las dos: En primer lugar hay que
señalar que las dos nacieron en el mes de abril, de familia numerosa
(Catalina, 25 hermanos; Rosa 13) y muy feliz. En segundo lugar
vivieron gozosamente la cruz, convirtiendo el amor a la cruz en el
nervio de la pedagogía de Catalina. Tercero: pasión total por Cristo
sin entrar en un convento. Cuarto: las dos son apóstoles y madres de
apóstoles que lanzan a la acción. La santa de Siena se siente madre de
hijos que ha engendrado en la fe y en el amor. Ellos reconocen esa
maternidad y la llaman la dolce mamma, la dulce mamá. De igual manera
Rosa ejercerá pronto un liderazgo espiritual sobre las jóvenes limeñas
que pronto ingresarán en conventos con el fin de seguir de cerca a
Jesús, tras los pasos de Rosa.
Quinto, fidelidad a la Iglesia. Las dos serán contemplativas pero muy
activas. Catalina se moverá entre papas y obispos, príncipes y
gobernantes, y favorece a pobres y enfermos. Habla en el Consistorio a
los cardenales, escribe centenares de cartas a personas influyentes.
Suspira por la reforma de la Iglesia. Con igual ímpetu, Rosa vive su
entrega a la Iglesia, dispuesta a morir en su defensa ante el ataque
del pirata en 1615, dado que Jorge Spilbergen penetró en el Pacífico
con cuatro bajeles armados, presentándose a la vista del Callao,
víspera del 22 de julio. Cundió el pánico en la ciudad. Parece que el
pirata se contentó con disparar dos de sus piezas contra el recinto
del puerto, levó anclas e izando las velas se alejó rumbo al norte.
Por último, cabe señalar el apostolado epistolar misionero. Catalina,
en sus casi cuatrocientas Cartas, en el Diálogo de la Divina
Providencia, o en las Oraciones, brilla siempre un carisma misterioso
de sabiduría y ciencia. De lo poco que conservamos de los escritos de
Rosa, cabe destacar que en el Monasterio de Santa Rosa se guarda como
reliquia una deliciosa carta, en que responde a la ayuda generosa
concedida por doña María de Uzátegui, esposa del contador de Cruzada,
don Gonzalo de la Maza.
Lo que declaran los testigos del proceso de canonización da respuesta
a la pregunta número nueve del cuestionario del Proceso de
Beatificación[1] "y tenía asimismo a la gloriosa virgen Santa Catalina
de Siena por madre y maestra, y en todo en cuanto se ofrecía, la
servía como a tal, deseando fervorosísimamente fundar un convento en
esta ciudad de santa Catalina de Siena, su madre, y de ella recibió
grandes favores y mercedes."
De los 30 testimonios que hablan específicamente de esta relación,
podemos concluir:
1.- Que leyó con avidez la vida de santa Catalina, se propuso imitarla
en todo y la llamaba "Madre".
2.- Con motivo de su fiesta, adornaba su imagen y los miembros de la
hermandad de santa Catalina se la dejaban porque sabían el gozo que le
proporcionaban.
3.- Deseó ser monja de santa Catalina y declinó la invitación de las
Clarisas en espera que se aprobase o simplemente para imitar más
fielmente a la santa. Siempre llevó el hábito de terciaria dominica y
fue enterrada con él. De hecho fray Juan Miguel, lego del convento de
Santo Domingo, declara que "la bendita Rosa hizo grande instancia con
este testigo para que le trajesen las reglas de la dicha gloriosa
santa y este testigo escribió al Cuzco a un religioso su amigo que se
las enviase; el cual lo hizo. Y este testigo se las dio a la dicha
santa Rosa y supo que la guardaba con grande puntualidad."
4.- Algunas de sus compañeras terciarias dominicas rescatan no pocas
mercedes, como la sanación de la mano de la propia Rosa, el hacer
brotar unas clavelinas blanquinegras para adornar la imagen de
Catalina, hacer resplandecer el rostro de la imagen de Catalina,
evitar daño a una terciaria por una explosión de cohetes.
5.- A tanto llegaba su identificación con la santa de Siena que
cualquier dificultad por ardua que fuese la superaba pensando que
Catalina lo había logrado.
En conclusión, la vida de Rosa fue un trasunto de la de Catalina. Vive
lo que repetía tantas veces san Ignacio de Loyola, al leer el "Flos
sanctorurm" (vidas de santos): "si ellos lo hicieron, yo lo tengo que
hacer". Y Rosa lo hizo, tal como nos advierten los testigos del
proceso de su beatificación.
Concluyo citando al actual papa, cardenal Ratzinger, quien en su
visita al Perú en 1986 destacó tres puntos esenciales en la vida de
santa Rosa: "la oración, el amor a Cristo en los más pobres y la
conciencia de una misión."
-----
[1] Primer Proceso Ordinario para la Canonización de Santa Rosa de
Lima, 1617. Transcripción, introducción y notas del P. Dr. Hernán
Jiménez Salas, O.P. (Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima,
Lima, 2003, 604 pp.)
Puede seguirse a la santa en: www.facebook.com/santarosadelima y
obtener más información en: www.arzobispadodelima.org/santarosadelima