
Con más de 18.000 hectáreas arrasadas por los incendios, las autoridades llaman a evitar la actividad física. Ante la imposibilidad de ventilar, los sensores inteligentes y filtros de alta eficiencia HEPA son capaces de atrapar hasta el 99% de las cenizas y alérgenos.
Santiago amaneció nublado por una capa densa y gris que nos recuerda lo frágil que es el aire en nuestra cuenca. El incendio que avanza en la periferia no solo ha consumido más de 1.500 hectáreas de terreno; ha secuestrado el cielo de la capital, dejando a más de siete millones de personas respirando, literalmente, el residuo de la emergencia. La recomendación oficial es clara: evitar salir si no es necesario. No hacer deporte y cerrar las entradas de aire al hogar. Pero, ¿es suficiente cerrar la ventana?
La realidad es que el humo no respeta muros. Es un invasor silencioso. En los últimos años, la conciencia sobre lo que respiramos cambió radicalmente. Ya no nos preocupa solo el esmog del invierno. Nos preocupan los virus, las alergias y, ahora, con una frecuencia alarmante, el humo de los incendios forestales.
Investigaciones clave, como el Informe a las Naciones del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, advierten que el cambio climático y la mega sequía han extendido las temporadas de incendios, exponiendo a la población a eventos de contaminación extrema cada vez más frecuentes. Por su parte, especialistas de la Universidad de Chile han alertado consistentemente sobre cómo la mala ventilación de la cuenca de Santiago exacerba la retención de contaminantes, afectando directamente la salud cardiovascular y respiratoria de la población, debido a su situación geográfica entre ambas cordilleras que rodean el país; Cordillera de Los Andes y Cordillera de la Costa
El problema real no es solo el olor. Es lo que no se ve. El enemigo se llama Material Particulado 2.5 (PM2.5). Son partículas tan finas que el cuerpo no puede filtrarlas. Entran en la garganta, bajan a los pulmones y pueden llegar al torrente sanguíneo. Para un niño asmático, un adulto mayor o una persona alérgica, el aire de Santiago hoy no es solo molesto; es una amenaza directa.
Blindando el hogar
En este escenario de cielos grises, la tecnología de los purificadores de aire se han transformado en una barrera crítica, pasando de ser un electrodoméstico de comodidad en el hogar para convertirse en una herramienta de salud. No se trata de echar aire, sino de filtrar y limpiarlo.
El concepto clave hoy es la purificación activa. Equipos como el LG Purificador 360° HIT, certificados por la British Allergy Foundation, están diseñados para situaciones de saturación ambiental como esta. Su sistema de succión en 360 grados permite atrapar el aire contaminado desde cualquier rincón de la habitación -ya sea en el living de la casa o en una sala de espera de un hospital- pasándolo por un sistema de filtrado multicapa que retiene lo que nos hace daño.
El corazón de este sistema es el filtro HEPA 13. Este componente es capaz de capturar el 99.97% de las partículas de hasta 0.3 micras. Se trata de polvo ultrafino, alérgenos y, crucialmente en estos días, las partículas de humo y ceniza que logran colarse por las rendijas de las ventanas.
Otras soluciones pensadas para espacios más pequeños también destacan, como su versión compacta, el AeroHit, que cuenta con un sensor inteligente PM1.0. Es un «ojo» digital que ve la contaminación invisible. Detecta en tiempo real si la calidad del aire baja y ajusta la potencia de filtrado automáticamente. El usuario puede ver en una luz LED cómo el aire pasa de rojo (muy malo) a verde (limpio). Es tranquilidad visual en medio de la emergencia.
Para entender la relevancia de esta tecnología hoy, María José Godoy, Marketing Product Specialist B2B de LG Electronics Chile, explica el cambio de paradigma. «Lo que estamos viviendo en Santiago nos demuestra que el aire interior puede estar tan viciado como el exterior si no lo gestionamos. En días críticos como hoy, tener un filtro HEPA funcionando en casa o en la oficina es la diferencia entre respirar toxinas o respirar un aire seguro para nuestra familia».
La calidad del aire en Santiago es un desafío permanente, pero en días de emergencia como este, la tecnología nos devuelve algo fundamental: el control sobre nuestra salud dentro de nuestro propio hogar. Porque más allá del olor a humo, el peligro invisible de las cenizas hace que hoy purificar el aire haya dejado de ser un lujo y se convierta en una necesidad.
