Revista Cultura y Ocio
Hace casi un siglo, en 1922, el gran escritor y pintor catalán Santiago Rusiñol escribió un libro titulado «La isla de la calma», dedicado a Mallorca.
La expresión de Rusiñol hizo fortuna. Ya en los años 50, habría un nuevo relanzamiento de la actividad turística, en especial gracias a la campaña «Luna de miel en Mallorca», en la que se incidía en que la capital e isla balear era como un pequeño paraíso, de belleza, sosiego y, por supuesto, de calma.
Nació en el seno de una familia de industriales del textil. Se formó en el Centro de acuarelistas de Barcelona y fue discípulo de Tomás Moragas. Viajó a París en 1889, donde vivió en Montmartre junto con Ramón Casas y con Ignacio Zuloaga.
Nuestra capital, despues de muchos años y cambios, sigue siendo considerada una de las ciudades más acogedoras y con una mayor calidad de vida y no sólo para quienes la visitan ocasionalmente, sino también para sus propios habitantes.
Cierto es que de vez en cuando hay también algún atasco y miramos un poco más el reloj, tambien tenemos un poco más de prisa que en la época en que Rusiñol fue un asiduo visitante, pero seguimos yendo a los cafés, y teniendo barrios y rincones encantadores, y, sobre todo, continuamos manteniendo aún, ¡afortunadamente!, una cierta propensión al ensimismamiento y la melancolía.
** Podria adornar este post con un lienzo de Rusiñol de Mallorca, pero.....
"La Morfina" me parece precioso, espero os guste.