Revista Religión
Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Rom. 6:22
Muchos cristianos ven solamente al Evangelio como las buenas noticias que únicamente los librará del infierno y la condenación eterna. Lo más importante, dicen ellos, es asegurarse el “pasaporte” para viajar al lado correcto (el cielo).
Esta clase de pensamiento ha hecho que nuestro cristianismo actual en muchos lugares del mundo haya perdido peso espiritual. El concepto bíblico de la salvación tiene un alcance triple: a) Pasado; b) Presente; c) Futuro. Al recibir a Cristo como mi Salvador personal mi pasado está completamente perdonado y olvidado por eso soy una nueva criatura. Ser un hijo de Dios me asegura estar con Él cuando cierre mis ojos y deje este mundo… pero en el medio está “el ahora y el mientras tanto” donde el Señor quiere trabajar en nuestras vidas para que lo representemos bien en la tierra siendo hijos e hijas que vivan una vida de santidad.
El fruto presente del cristiano debe ser la santidad. Esa clase de vida me guía al fin precioso de morar con Cristo para siempre en su presencia. Quizás su vida cristiana presente sea mediocre y carece del poder para vivir en santidad. Quizás ese pensamiento “del mas allá” (el cielo) le está haciendo perder lo que Dios espera de usted en “el más acá” (en la tierra).
Usted ha sido diseñado en esta vida presente para dar fruto más que para tener éxito. El éxito es momentáneo y pasajero, en cambio el fruto de santidad de su vida tiene un alcance eterno. ¿Su vida está dando actualmente el fruto de la santidad? ¡Para eso ha sido llamado!
Oración: Gracias por recordarme a lo que tú me has llamado. Te entrego en este momento mi mediocridad espiritual y te pido que me renueves por el poder del Espíritu Santo. Encamíname en tu senda de santidad que es el camino en el cual debo transitar. Ayúdame a dar fruto de santidad para la gloria de tú Santo Nombre.¡Gracias Jesús!
Por: Ritchie PueglieseFuentes: El Versículo del Día