La excentricidad está cada vez más de moda. Siempre hemos buscado diferenciarnos de los demás de una forma más o menos llamativa y si nos metemos en el mundo de la música, que os voy a contar. Unos prefieren darle galones a su música, otros a los escándalos y otros a su imagen, por eso ya no nos extraña si una se pone un vestido de filetes de ternera o aparece en sus vídeos como si fuera un maniquí del Bershka, como decían los Putilatex.
Santigold se queda con todo. En 2008 descolocó a la crítica y al público con un debut contudente y diferente (a pesar de sus comparaciones con M.I.A.), con una estética muy estudiada y sin huir de la polémica (como ejemplos más recientes están sus críticas a la situación actual del pop o referirse a LMFAO como un grupo de broma). Todo aquello supuso poner su nombre en el mapa y telonear a artistas de la talla de Beastie Boys, M.I.A. y Björk.
Cuatro años después publica Master Of My Make-Believe para recuperar ese trono que el paso de los años le ha sido arrebatado. Ligeramente más moderado que su debut, este disco nos muestra una cara más madura de Santi White (aunque cuando se pone en rollo gangsta, como que no), con influencias punk, algún acercamiento al reggae (parte del disco fue grabado en Jamaica) y electropop como pudimos escuchar en su single Go en el que colabora Karen O de Yeah Yeah Yeahs.
“Freak like me…”
Santigold – Master Of My Make-Believe (2012)