Los esclavos de la tierra, muertos de sed y de hambre, de ambiciones de gobiernos, ni están hartos ni contentos, porque el mundo miserable les da por sustento polvo, y para bebida el aire.
Mas quien es esclavo vuestro, Sacramento venerable, anda tan harto y contento, que puede el cielo envidiarle.
Sois pan que bajó del cielo de bendición admirable, que dio hartura y que cubrió del mundo las cuatro partes.
Pan de leche que masaron las entrañas virginales de una soberana Niña de los ojos de su Padre.
Sois pan sustancial, y sois soberana carne del Cordero de Sión, que los siete sellos abre.
Cordero que asó el amor aquel Viernes por la tarde para su gran Padre Eterno, que comen tarde los grandes.
Sois bebida en que les dio tan divino oro potable, que de sus entrañas Cristo sus pelícanos los hace.
Sois confección de jacintos, de perlas y de corales, la humanidad son rubíes, la divinidad diamantes.
Que aunque diamantes en polvo por veneno suelen darse, al que no le prueban bien, bien puede ser que le maten.
Dichosos esclavos son los que las cadenas traen de vuestro amor, Pan de vida, pues les dais hasta la Sangre.
Por amores de los hombres forma de esclavo tomasteis, profecía que nos dijo, cuando lo fue, vuestra Madre.
Que era esclava del Señor dijo la Virgen al Ángel; pues si de esclava nacisteis, tened por bien que os lo llamen.
No por serlo, porque sois vos y vuestro Padre iguales, que no habéis hurtado el ser de vuestro Divino Padre, sino porque vos quisisteis que tanto se aniquilase, que quien no pudo pecar representase su imagen.
Pan de vida, pues, que sois sello del Ser inmutable de Dios y en cerco pequeño su divina Esencia cabe, selladnos de vuestras letras, para que ellas nos aparten de los esclavos del mundo con diferencia notable.
Y porque cuando la muerte y las prisiones nos desate, nos deis libertad en Vos, que eres la vida perdurable.
Lope de Vega.