Martirio de Santa Haude.
Cuenta su leyenda que ambos eran hijos de los señores de Trémazan, Galons y Florencia, hija de Honorio, príncipe de Brest. La madre murió al nacer la niña, en 525. Al poco tiempo el padre se casó con una británica hermosa y de buena familia, pero malvada en extremo. Gurguy fue enviado a la corte del rey Childeberto, y la niña quedó al cuidado de la madrastra. En breve comenzó a castigarla, imponerle trabajos, impedirle sus devociones y que hiciera la caridad con los bienes de la casa. Entonces Haude comenzó a comer menos para tener algo para los pobres. Pero la mujer se dio cuenta, y un día que la niña se escabullía para dar de comer a unos mendigos, la madrastra la siguió, le quitó el pan y lo echó a los perros. Además, dio una paliza a Haude. Estos maltratos la hicieron más retraída y más piadosa aún, pues buscaba en Dios su consuelo.Pasaron los años en esta situación, y Haude se hizo una joven humilde, paciente y era amada por muchos. Ocurrió que su hermano Gurguy tuvo licencia para visitar a la familia, y al llegar a casa, la madrastra le dijo que Haude se había entregado a un joven, y que había deshonrado la casa familia. Gurguy le creyó y se comprometió a vengar el honor de la familia y salió en la busca de la joven. La vio al borde de una fuente y sin más, sacó la espada y le cortó la cabeza. La dejó abandonada y volvió a la casa. Y he aquí que la joven Haude se incorporó, puso la cabeza sobre sus hombros y caminó hasta el hogar, seguida de algunos campesinos que vieron el asesinato y el portento (es de los pocos santos cefalóforos que se dice volvieron a colocarse la cabeza). En casa, Haude mostró su inocencia y perdonó a su hermano, al que mandó hiciera penitencia. Entretanto, la malvada madrastra tuvo un síncope y se le reventaron el pecho y los intestinos, muriendo en el acto. Luego la joven recibió los sacramentos y murió en paz. Gurguy la enterró en la parroquia de Landunvez, el 18 de noviembre de 545. Sus reliquias fueron trasladadas a la iglesia de Santa Genoveva de París, donde con el tiempo surgió la leyenda acerca de que había sido discípula de Genoveva.
Haude regresa a casa
con la cabeza puesta.
La devoción a ambos, por separado casi siempre, se manifiesta en un culto como santos sanadores y milagrosos. Haude aún es venerada en Landunvez, donde una fuente milagrosa manaba aguas para curar, principalmente, las verrugas. Era costumbre pincharse las verrugas con una aguja y luego lanzarla a la fuente, pidiendo la protección de la santa.
Fuentes:
- http://diocese-quimper.fr/bibliotheque/files/original/0bc48e528618aad85c6bd99f741c29c5.pdf
-“Grand livre des saints: culte et iconographie en Occident”. JACQUES BAUDOIN. 2004.