Jueves 19 de marzo, 19:00 horas. Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo. II Ciclo de Música Antigua "Sonidos de la historia". Sara Águeda (arpa de dos órdenes): El teatro del arpa de dos órdenes. Obras de Fernández de Huete, Lucas Ruiz de Ribayaz, Fr. Agostinho da Cruz, Antonio de Cabezón, Martín y Coll, Juan Bonet de Paredes, Alonso Mudarra, Juan Hidalgo, Bernardo de Zala. Arpa construida por Javier Reyes (2007) basada en el modelo de Juan López de Toledo. Entrada gratuita.
Los jueves que no son santos toca ciclo de música antigua, cada vez más joven y con otro lleno en el museo para recapacitar cómo la capital asturiana tiene público adicto a todas las músicas, siendo estas programadas por la Joven Asociación de Musicología de Asturias todo un éxito que tendrá continuidad hasta el siguiente mes, con alternancia de conciertos y conferencias capaces de convocar tanta gente ávida de eventos donde siempre se disfruta. Vuelvo a dejar arriba escaneado el programa porque la información con formación siempre completa la escucha, y la sencillez no está reñida con el rigor. Un acierto y mi más sincera felicitación.
La arpista Sara Águeda traía a Oviedo toda una lección de música recuperada, escrita originalmente en su mayoría para un instrumento que compartió hegemonía y espacios con sus hermanos de cuerda y tecla. Siempre es difícil elegir la música para un recital o grabación, y más todavía organizarlo para no resultar demasiado lineal, máxime cuando se trata de un instrumento solo. Como artista integral que es, no solo fue presentando obras y autores sino que también nos deleitó con su voz natural de bello timbre en tres de los llamados "tonos humanos" donde el arpa acompañaba como entonces en las representaciones teatrales, siendo un recital ameno, didáctico, muy musical y breve. Más no se puede pedir.
Los que habitualmente seguimos a esta joven artista del arpa pudimos escucharla en el programa de Radio Clásica "La dársena" el pasado 26 de enero, presentando su disco "Un viaje a Nápoles" que también se vendió y firmó como una auténtica estrella al finalizar el concierto ovetense, afán de muchos por recuperar repertorios e instrumentos como llevan haciendo esta joven generación de músicos integrales desde España para todo el mundo.
Desfilarían como perlas engarzadas danzas, fantasías o tonos, bien hilvanados dando colorido desde la cercanía. Así comenzábamos con una Canción Alemana de Diego Fernández de Huete como uno de los compositores para arpa y "padre" por su tratado de cifra cual "biblia del arpa antigua" del que también pudimos escuchar unas Gaitas cercanas en geografía musical o los famosos Zarambeques, una Pavana, las Achas, las Españoletas y hasta las Xácaras de Lucas Ruiz de Ribayaz que nos transportaban a las danzas palaciegas bien ensambladas entre otras obras para hacer muy llevadero el orden programado, una pequeña incursión a nuestros vecinos portugueses con un Tento 4º Tom (de falsas do) de Fray Agostinho da Cruz que bien puede ser un fado de la época, siempre por ese intercambio de música vocal e instrumental que se daba en el Renacimiento, y el primer tono humano cantado por Sara Águeda: el anónimo del siglo XVII Yo soy la locura con una frescura y vigencia que cautiva desde el primer momento, acallando voces, respetando respetuosamente los bloques de obras.
Por supuesto no puede faltar nuestro inmenso Antonio de Cabezón, referente más allá de la tecla también para la cuerda del arpa en esas "migajas que se caían de la mesa" transcritas por su hijo Hernando, descubrimiento de sonoridades para un instrumento polifónico rico como es el arpa de dos órdenes (cuerdas cruzadas lo de doble cuerda, unas para las notas naturales y otra para las alteradas, como las teclas blancas y negras) así como los imprescindibles Canarios de Martín y Coll. El complemento Alonso Mudarra y su Tiento "Cifras para arpa y órgano" y la única obra no original pero claramente trasladable como es la conocida Fantasía X que contrahaze la harpa a la manera de Ludovico.
Cada obra era un redescubrir sonoridades, gama amplia de matices, nuevos ritmos frente al tactus y un instrumento cálido pero poderoso que Sara tañe con auténtico virtuosismo y musicalidad. Volver a escucharla cantar el anónimo Vuestros ojos tienen de amor, o la Noche tenebrosa del compositor y arpista Juan Hidalgo fue como un juego de luces y sombras en ese entorno increíble del museo con una acústica perfecta que cautivó a todos los presentes.
Tanto la Sarabanda de Bernardo de Zala como la que nos regaló de propina pusieron el broche brillante que cerraba un collar de perlas antiguas siempre actuales con cualquier vestimenta, y la de Sara Águeda unifica lo sobrio y monumental con la fantasía ligera de unas músicas atemporales. De nuevo felicitaciones a la artista y especialmente a los organizadores, juventud que apuesta por la calidad desde la calidez, auténticas delicias en un menú siempre abundante que para los "fartones omnívoros" como el que suscribe, nunca nos sacia.