Revista Cultura y Ocio

Sara Mesa: "Cara de pan". Una relación impropia.

Publicado el 07 enero 2020 por Juancarlos53
"Un viejo patético, ridículo, con pinta de colgado y de enfermo, y la niña destartalada, con la ropa grande, creyendo que así oculta los kilos que le sobran, la niña acomplejada, rara y boba"
editorial Anagrama 50 años, Compactos Anagrama, Esta novela corta de Sara Mesa, cuya lectura había pospuesto durante no sé cuántas semanas o incluso meses, me ha gustado mucho. ¿Por qué? A punto estoy de responder con un paternal 'pues porque sí'. Bueeeno, intentaré justificar este rotundo y categórico sí. Comencemos.
La historia
De entrada estamos ante una anécdota poco frecuente en la literatura actual tan preocupada con la corrección política en todo aquello que toca. Aquí, ni más ni menos que la relación entre una niña de 14 años y un adulto, próximo a la vejez que no ancianidad, de 54 años. Es evidentemente una relación impropia. Y según escribo también me está pareciendo rotundamente impropio el término que utilizo, "relación", habida cuenta de las evidentes connotaciones sexuales que el mismo conlleva. ¡Ah!, ¿es que no hay tal cosa en el relato? ¿No, sí? Hay que leerlo, amigos. Es más, os diré que un muy importante elemento sostenedor del interés narrativo de esta novela reside en este elemento.
Los personajes
Dos personajes innominados que todas las mañanas durante un trimestre se ven en un parque público ocultos tras unos setos. Sus nombres no se nos dicen, incluso ni ellos mismos se los declaran. Deciden llamarse con nombres inventados: 'Casi' es la niña de "casi 14 años"; 'Viejo' es el hombre de 54 años a ojos de esta niña, que así lo denomina. Los dos son seres desubicados en el mundo que se les asigna:
Ella, Casi, no acepta la imposición de asistir al instituto y durante un tiempo engaña a todos pasando las horas escolares en el parque. Se da en Casi la paradoja, tan común por otra parte en los adolescentes, de sentirse no valorada por los demás y al tiempo temer y desear ser acusada por hombres, chicos, vecinos, profesores…
Viejo, por su parte, vive única y exclusivamente en su afición a la ornitología y su exhaustivo conocimiento de las canciones, vida y anécdotas de Nina Simone y de otros cantantes de soul, blues y jazz. Es evidente que no está integrado en el mundo que se le supone a un adulto; incluso su relación con una niña de 14 años rompe todos los estándares admitidos por la sociedad.
Ambos personajes, Casi y Viejo, experimentan en la historia una evolución, un desarrollo, un crecimiento personal que les hará afrontar el futuro de mejor manera. En este sentido estamos ante una clara novela de aprendizaje
Alrededor de estos dos seres peculiares existe un mundo que los ignora. La sociedad [los operarios del parque especialmente] es indiferente a la sospechada corrupción, a los abusos potenciales sobre menores, es insolidaria, es egoísta, pasa de todo… Por su parte los padres de Casi viven en la ignorancia de lo que hace su hija durante las mañanas de ese trimestre; lo mismo sucede con los profesores del instituto que son lentos en detectar estas ausencias; y por último "los policías de la mente" que debieran ocuparse de personajes desubicados como estos dos, cumplen con los protocolos sin implicarse más de lo imprescindible.
La estructuraDos son los niveles en que se presenta y desarrolla la anécdota, el de la realidad de las mañanas pasadas en el parque y el de la ficción imaginada por Casi en su Diario. Ambos niveles, realidad y ficción, vienen a confundirse y fusionarse en la historia relatada de manera admirable. Como elemento probatorio de la anomalía acontecida se presentará lo escrito en ese Diario. Esta confusión o mezcolanza entre lo escrito y lo sucedido no es raro que suceda en la cabeza de inquisidores y/o lectores ingenuos:
    • "Escribirlo fue horrible, por lo visto, pero hacerlo con cualquiera que tenga su edad, eso está bien, y al parecer es lo que se espera."
    • "Lo que no podían ni imaginar era lo que ese diario encerraba, que era verdad y era mentira, pero que básicamente era una forma de verdad."
Quizás lo mejor sea cómo Sara Mesa distribuye la historia en dos partes, cada una de ella presentada en secuencias formadas por largas tiradas en las que se suceden sin previo aviso las intervenciones en 1ª persona de los dos personajes protagonistas que dialogan, con la narración en 3ª.  Como digo, a veces introduce sin previo aviso secuencias de la narración del Diario de Casi en la ruptura con la realidad que ella realiza en el mismo, lo que al tiempo produce una lógica confusión con la vida auténtica. Diríase que es una 'mise en abyme' presentada en un innovador tour de force, muy de mi agrado.

Sara Mesa, Novela corta, editorial Anagrama

Sara Mesa (foto de Javier Díaz para El Periódico)


El estilo
La novela me ha satisfecho por muchas cosas. Pero hay una que quisiera destacar sobre las otras, y es el fantástico manejo del idioma que demuestra esta madrileña de nacimiento y sevillana de adopción. No en balde Sara se inició en literatura de la mano de la poesía y eso, queridos amigos, se nota, ¡vaya si se nota! Su evolución es lógica por donde quiera que se mire, pues de la poesía pasó al cuento y de éste a la novela corta. Es evidente que la síntesis, la concentración expresiva e intensidad significativa permean toda su Obra creativa. Por otra parte en "Cara de pan" hace muestra de un extenso vocabulario ornitológico tanto de tipo científico (turdus medula, esturnus unicolor, apus apus…) como de naturaleza popular.
También me ha impactado la crítica social que realiza mediante el empleo de eufemismos y disfemismos, es decir, de los pocos términos aceptados por la dictatorial corrección lingüística actual ('persona con capacidades diferentes', 'persona con otras capacidades'...) frente a la riqueza creativa del pueblo a través -¡es cierto!- de no pocos disfemismos (retrasado, subnormal, tarado, loco, discapacitado mental, persona con retraso...). La corrección lingüística tiene su correlato en la corrección sanitaria que no sólo evita estos términos sino que como en el caso del protagonista adulto cifra el proceso de curación mayormente en la pura palabrería obviando en gran parte los problemas que el tratamiento fuera de instituciones ad hoc puede producir en ellos mismos, en sus familias, y en la sociedad en general.
Para finalizar
Todo en la novela me ha gustado, creo que ha quedado patente en lo dicho hasta aquí. Sin embargo un 'todo' es demasiado grande y siempre hay algún 'pero' que ponerle. El que quiero yo hacerle a Sara Mesa deriva de mi dedicación a la enseñanza durante toda mi vida. Como enseñante que he sido detecto en la novela una cierta negatividad frente al colectivo profesoral:
    • [a los profesores] no les interesa que los alumnos vayan a clase porque así tienen menos trabajo (¡!); 
    • [Casi y Viejo dialogando] es mejor el autodidactismo porque aprendes aquello que te interesa y en el cole hay que aprender cosas que no interesan a nadie
    • [Viejo recordando] los profes daban bofetones… 
No sé, me parecen tópicos negativos sobre la enseñanza y el colectivo de enseñantes afortunadamente hoy en mi opinión muy superados.
Igual que pongo a la autora la pega anterior, quiero reconocerle la razón que tiene la critica que realiza a la objetualización de los alumnos en manos de orientadores, psicopedagogos y profesores. La certeza de su aseveración proviene, en mi opinión, de la profesionalización excesiva actual con  los muchos protocolos de actuación que la misma conlleva.
Por último quisiera cerrar la reseña señalando la reflexión sobre la escritura -metaficción- presente en algunos momentos del relato cuando la niña Casi se enfrenta al proceso creativo:
"intuye que [Viejo] es inofensivo, pero si quiere sacar algo en limpio, debe imaginárselo como peligroso. No puede quedarse sin una historia que contar Necesita una historia que contar."
Sara Mesa:

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