Saramago
“Se miran ambos con simpatía, se ve que están contentos por haberse reencontrado después de larga ausencia, y es Fernando Pessoa quien habla primero, Sé que me fue usted a visitar, yo ya no estaba pero me lo dijeron cuando llegué, y Ricardo Reis respondió, Creí que estaría allí, no se me ocurrió pensar que pudiera salir, por ahora aún salgo, me quedan unos ocho meses de poder andar por ahí a mi aire, explicó Fernando Pessoa, Por qué ocho meses, preguntó Ricardo Reis, y Fernando Pessoa aclaró su información, Realmente, tanto en general como por término medio, son nueve meses, los mismos que pasamos en la barriga de nuestras madres, creo que es por una cuestión de equilibrio, antes de nacer aún no nos pueden ver , pero todos los días piensan en nosotros, después de morirnos ya no nos pueden ver y cada día que pasa nos van olvidando un poco más salvo casos excepcionales, nueve meses bastan para el olvido total, pero dígame ahora, qué es lo que le trajo a Portugal…”
¿Qué ocurriría si Saramago tuviera razón? Si, como sostiene en “El año de la muerte de Ricardo Reis”, tardásemos nueve meses en despedirnos del mundo mientras el mundo nos olvida? Ocurriría que él sería un caso excepcional y que su recuerdo no desaparecería el 18 de de marzo de 2011.
Saramago, que nunca quiso separar la figura del escritor del hombre, no ha estado más presente en el mundo que en este momento, cuando todos los medios de comunicación repican sus campanas para anunciar su muerte.
Dentro de tres días, los especiales de los digitales se esconderán al final de las páginas y los telediarios que ahora cuentan la noticia de su muerte rechazarán contar los homenajes al escritor.
Pasará el verano, caerán las hojas de los árboles, llegará la nieve y volverá a anunciarse la primavera. Y justo dentro de nueve meses, el 18 de marzo de 2011, un lector abrirá leerá la primera línea de “Ensayo sobre la ceguera”, y José Saramago descubrirá que sigue sin ser olvidado.
Pd.: Siempre pensé este post se titularía 100, pero no ha sido así. Muchas gracias a Rosa, Elena, Alex, Luna, Palmiro, Seitaridis, Enrique, Arturo, Óscar, Nacho, Raza, Ángel, Charo, Luis, Alberto, Javi, David, Miriam, Txemi, Carlos, Jaime, Noelia, Edu, Abi, Rubén, Víctor, Almudena, Teo, Enrique, Jacobo… sin vuestros comentarios este funambulista se habría caído de la cuerda antes de llegar a los 100. Todos tenéis un trocito de tarta.