Revista Cultura y Ocio
De las muchas reflexiones que ha lanzado José Saramago en su vida, recuerdo especialmente una que expresó hace unos años cuando presentaba en A Coruña La Caverna, su gran crítica al feroz consumismo actual, su primera novela después de conseguir el premio Nobel de Literatura en 1998. Aquella idea la escribí de madrugada en la primera página de La Voz de Galicia y la tengo impresa desde entonces en mi cerebro: «La sociedad actual esta generando un nuevo hombre cuyos puntos cardinales son la discoteca, el estadio, el centro comercial e Internet»... Una reflexión cargada de razón si utilizamos esos espacios en exceso y sin rumbo claro. Años después Saramago abrió su blog personal --para colmo de los tecnófobos y los alérgicos a Internet-- dejando claro que la Red de redes es un punto cardinal necesario hoy en día, quizá una de las ventanas más abiertas, participativas y democráticas, una de las ventanas sin fronteras que más gritan libertad. En su último post recuerda que «nos falta reflexión, pensar, necesitamos el trabajo de pensar, y me parece que, sin ideas, no vamos a ninguna parte».
Ajeno a ideologías y fuertes polémicas, me quedo con su última huella digital.