Barroso y Sarkozy, en la reunión informal de Jefes de
Gobierno en Bruselas, 16 de Septiembre de 2010
(Fuente: abc.es)
Aparte de enfatizar esos días la buena actuación de los atletas franceses en Barcelona, y el debate en el Parlament de Catalunya para la ilegalización de los Toros, la noticia principal era la intención del gobierno de Sarkozy de erradicar los asentamientos ilegales de gens du voyage (¡qué eufemismo!) y de los Roms (gitanos, al final, básicamente rumanos pero también búlgaros). Las reacciones que se oían eran de todo signo: desde algunos alcaldes que respiraban aliviados de ver que el Gobierno les iba a hacer el trabajo sucio que muchos de sus ciudadanos les pedían, hasta los políticamente correctos que se oponían frontalmente a una medida de tal cariz.
Parece que el 5 de Agosto el Gobierno francés distribuyó una circular, firmada por el Jefe de Gabinete del Ministerio del Interior, que se puede considerar como claramente racista, al hablar de expulsión de Francia de colectivos por motivo de su raza.
Esta circular fue retirada, y el procedimiento que se ha venido utilizando después de eso es la deportación individual (y dicen que voluntaria) a sus países de origen, con una pequeña indemnización (se habla de 300 Euros para los mayores; de 100 Euros para los menores). Teóricamente, en base a la situación de residencia ilegal en Francia, y eventualmente, de la reincidencia en actos criminales de diverso tipo, entre los que se contempla la mendicidad agresiva. Desde un punto de vista formal, no se deporta a nadie por ser gitano o lo que sea, sino por sus circunstancias personales de ilegalidad y demás.
Asentamiento ilegal cercano a Madrid
(Fuente: madrimasd.org)
En ese momento, se llegó incluso a hablar de retirar la nacionalidad francesa a los extranjeros de origen que incurrieran en determinado tipo de comportamiento criminal (asesinato de algún miembro de las Fuerzas del Orden y otras lindezas). Claramente esta aproximación desapareció, por ser directamente ilegal.
Sarkozy no me cae especialmente bien. Cuando las elecciones presidenciales en Francia, incluso vi alguno de los debates con Segolène Royal, de quien yo era claramente partidario. Pero al Partido socialista en Francia todavía le queda una parte de la travesía del desierto que acometer, y no pudo ser. Sarkozy inició su mandato con un muy bien nivel de popularidad, pero eso ha cambiado bastante desde entonces, debido, entre otras cosas, a la extrema arrogancia que le caracteriza, y que le gana enemigos todos los días.
Sarkozy ha pasado por una etapa muy complicada, de popularidad decreciente, sumergido en diversos escándalos como el affaire Bettencourt (serias sospechas de financiación irregular y corrupción) y otros. Despertar la xenofobia o incluso el racismo (que está latente, no lo olvidemos, en el seno de todas las sociedades occidentales) le permite remontar la popularidad (y así ha sido), a la vez que araña votos a la extrema derecha de Le Pen.
A pesar de que la dosis de testosterona con que se empezó a implantar esta iniciativa me parece muy exagerada, y más enfocada a las vísceras del ciudadano que a su cabeza, no soy totalmente contrario a una iniciativa de este tipo.
Es cierto que en la Unión Europea se ha consagrado el principio de la libertad de movimientos de los ciudadanos. Pero no es menos cierto que la base de cualquier sociedad civilizada es el Imperio de la Ley. Si viajamos a cualquier país, estamos obligados a respetar sus normas. Si conducimos a mayor velocidad de la permitida, nos ganaremos una sanción. E igual si violamos cualquier otra ley o norma de ese país. Las gens du voyage no merecen ni mejor ni peor trato que cualquier otro ciudadano, al que se le impone el Imperio de la Ley.
No se deberían permitir los asentamientos ilegales de ningún tipo por muchos motivos. Desde la amenaza que suponen a la salud pública (ver, por ejemplo, un informe medioambiental de un asentamiento en madrimasd.org), hasta el entorno de alegalidad en que se mueven sus habitantes. Todos los ciudadanos estamos obligados a respetar la Ley, y esto no debe tener excepciones de ningún tipo.
La sociedad multicultural es un bonito ideal progresista, pero es irrealizable en la práctica. La obligación primera de cualquier sociedad es la de sobrevivir, y para ello es imprescindible que todos sus integrantes cumplan un conjunto básico de reglas, normas y leyes que garanticen la convivencia. Es decir, es necesario un cierto nivel de integración para no estar generando una bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento, y no se sabe muy bien en qué dirección.
Todos los países nos tenemos que tragar los criminales que generamos, y lidiar con ellos a base de sistema policial, judicial y penitenciario, o lo que sea. Pero las ilegalidades cometidas por ciudadanos de otros países en el nuestro va contra el espíritu de la libertad de movimientos, que inspira la Unión Europea. La expatriación a sus países de origen puede ser una salida a esa situación estancada.
Ahora bien, hay que estar vigilantes sobre los procedimientos utilizados para ello. Los sujetos de derecho son las personas, y nunca los colectivos. Por lo tanto, expedientes judiciales contra personas sí pueden determinar que sean calificados de persona non grata, y por ello deportados a sus países de origen.
Nada, repito, NADA, puede eximir del cumplimiento de la Ley. Y todavía menos se debería permitir que la aplicación de la ley sea más permisiva con los ciudadanos menos cumplidores que con los ciudadanos probos que cometen en algún momento un ligero desliz. Porque eso acaba generando una sensación de todo vale, y el sentimiento de desprotección que acaba asolando a la mayoría de los ciudadanos cumplidores de la ley.
Dicho esto, vayamos a la sesión de ayer de Jefes de gobierno de la UE en Bruselas. A mi, particularmente, me satisface ver que se ha practicado realpolitik de verdad. Los políticos, por fin, se han despojado del papel de fumar y de los guantes de cirujano, para hablar con claridad de los problemas reales. Que es la única forma, por otra parte, de conseguir resolverlos. Mantenerse permanentemente en la corrección política lleva a la inacción, y a la postre a la inanición. Sólo hablando claro se pueden afrontar los problemas con ánimo de ponerles una solución razonable.
Está en marcha un expediente de la UE contra Francia. Habrá que analizar si la manera de actuar del Estado Francés ha sido legal o no, y sancionarle si se han extralimitado. Pero creo que no nos lleva a ninguna parte (buena) negar la mayor. Existe un problema con este tema, que anida en los sentimientos de la mayoría de los ciudadanos, aunque a menudo no se exprese con claridad por miedo a parecer racista o xenófobo. Sólo poniendo los problemas encima de la mesa, despojados de la corrección política, se puede encontrar una solución.
Ayer, en Bruselas, la Comisión se quedó sola en la defensa de la Comisaria Viviane Reding, que cometió excesos verbales. No es justo comparar estas deportaciones individuales con las expatriaciones masivas del colectivo judío que cometió la Francia de Vichy, condenándoles a los campos de exterminio. Sarkozy le ha aplicado a todo el proceso un exceso de testosterona, eso es verdad. Por eso hay que supervisar el procedimiento, para evitar abusos.
Zapatero defendió a Sarkozy
(Fuente: Europa Press)
Se le recrimina este viernes a Zapatero su apoyo a Sarkozy (al igual que los de los otros 25 jefes de gobierno). Se dice que el Zapatero de hoy es un avatar del Zapatero que ganó las elecciones, porque ha abdicado de muchos de los principios que animaban su discurso. Yo creo que para eso existe el timón, para esquivar el iceberg, si es el caso. Si son necesarios (y muy probablemente lo son), prefiero esos quiebros que estrellarse a piñón fijo contra el muro, eso sí, con los principios intactos. Además, tengamos en cuenta que Sarkozy es un amigo, que colabora entusiásticamente con la lucha antiterrorista del Estado español, por ejemplo. Y, por otra parte, la comisaria Viviane Reding ya había cometido otros excesos verbales, esta vez menospreciando la Presidencia Española de la UE. Y Zapatero le tenía ganas, y se explayó.
Todos tenemos en la cabeza los versos tantas veces erróneamente atribuidos a Bertold Brecht (que en realidad formaban parte de un sermón del pastor luterano alemán Martin Niemöller, en 1946):
Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,guardé silencio,porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,guardé silencio,porque yo no era socialdemócrata,
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,no protesté,porque yo no era sindicalista,
Cuando vinieron a llevarse a los judíos,no protesté,porque yo no era judío,
Cuando vinieron a buscarme,no había nadie más que pudiera protestar.Sólo la defensa a ultranza del Imperio de la Ley nos puede salvar de caer, por uno u otro lado, en el salvajismo. Debemos estar vigilantes para que se imponga la Ley, nada más que la Ley, pero sólo la Ley. Si vienen a llevarse a los que violan la ley, no protestaré porque me parece lo correcto. Punto final. JMBA