Revista Opinión

SAS: defender el derecho al trabajo

Publicado el 18 marzo 2013 por Jangas

SAS AutomotiveHace poco la dirección de SAS Automotive, una subcontrata de Renault, ha notificado a sus trabajadores que Renault no cuenta con la empresa para el año 2014.

SAS es una empresa que se dedica al montaje de salpicaderos que empezó a trabajar para Renault en Villamuriel en julio de 2001, en ese momento se tendía a la subcontratación de los servicios para conseguir dos cosas: peores condiciones laborales para los trabajadores y disminuir la plantilla de trabajadores dependientes de la empresa principal, lo cual disminuye la fuerza sindical.

En octubre de 2012 Renault presentaba un Plan Industrial 2014-16 en el cual, a cambio de recortes en el convenio garantizaba la producción y el incremento de 1300 puestos de trabajo, 800 en la planta de Palencia. La subvención de la Junta de Castilla y León será de 15,2 millones de Euros hasta el 2016, vendrá probablemente complementada por una del Gobierno de España, ya que el presidente del Gobierno vino a Palencia cuando se firmó el Plan Industrial y ha puesto este ejemplo como garantía de que las cosas están mejorando.

El 21 de febrero la dirección de SAS comunica la noticia de que deja de trabajar en la planta de Villamuriel. Esta situación deja a 136 personas sin trabajo, con un alto porcentaje de mujeres y toda la plantilla con contratos indefinidos.

La reivindicación de los trabajadores es la subrogación, ya que el trabajo que venían desarrollando va a tener que realizarse por alguien en la factoría. La disminución de condiciones de FASA hace que puedan trabajar en la empresa matriz sin mermar sus condiciones laborales y a Renault le facilita personal adecuadamente formado al mismo coste.

Las empresas saben cuál va a ser la deriva de los trabajadores de SAS pero por los motivos que sea no los quieren dar a conocer. Han generado una situación de inseguridad que genera malestar en la plantilla, todo ello acompañado de una serie de plazos, entre ellos el 30 de abril como fecha de acogimiento al despido por 45 días por año, las condiciones anteriores a la Reforma laboral de 2010. Otro de los pensamientos del comité de empresa de SAS es si se va a utilizar las seis semanas de paro obligatorio en verano en la planta para finalizar la relación mercantil entre Renault y SAS

¿Qué va a hacer Renault con el cumplimiento del Plan industrial? ¿Se va a controlar que las subvenciones a la empresa cumplan con lo que se había comprometido? Porque se supone que se buscaba crear puestos de trabajo, no destruirlos o permutarlos con otras empresas.

Por un lado la plantilla de SAS está intentando por todos los medios que se les garantice algo tan revolucionario como un puesto de trabajo, está trabajando de una manera responsable para poner la realidad encima de la mesa y explicar a la población que si se encaminan al conflicto social es porque las dirección de Renault es incapaz de asumir su responsabilidad en este problema y no quiere reunirse con los representantes de SAS.(Y las administraciones públicas son cómplices de este comportamiento irresponsable). La lucha es necesaria para que se entienda el malestar de los trabajadores con la gestión que se está llevando invisivilizando una de las patas del conflicto e intentando ningunearles.

El proceso de subasta que estamos experimentando los trabajadores con nuestros derechos tiene un componente sibilino ya que tratan de enfrentarnos a unos contra otros mientras los verdaderos beneficiarios de esta precarización de las condiciones de trabajo continúan extrayendo rentabilidad a su capital. Este proceso tiene otro componente especialmente agónico y es que han puesto fecha al final de la empresa pero no han decidido qué hacer con la fuerza de trabajo. Los plazos generan mayores problemas, que no olviden que están jugando con personas.

Las soluciones al conflicto social pasan por extender la lucha y que los trabajadores de Renault, los del metal y todos entendamos que este proceso se está produciendo en mayor o menor medida en todas nuestras empresas y que de nuestras capacidades para saber enfrentarnos al mismo, tanto sindical como políticamente, dependerá el futuro que tengamos como clase trabajadora. Más bajo de lo que hemos caído no podemos hacerlo, tenemos que volver a levantarnos y sentir la dignidad de ser trabajadores, explicarle a la gente que no es nuestra responsabilidad que los de siempre quieran seguir saliéndose con la suya y despertar las conciencias que en tiempos de bonanza se habían adormecido. Las chispas están saltando y la mecha está a punto de prender, cada vez tenemos menos que perder.

Aglutinar en torno a una lucha tan justa como poseer un puesto de trabajo, que tendría que ser un derecho y no un privilegio con el que quieren negociar a la baja las condiciones en las que tenemos que vivir las clases populares. La presión social es un instrumento político y la huelga un medio sindical que hace que nos traten con la dignidad que nos merecemos. Con la huelga, el miedo cambia de bando y las personas que mandan sienten su insignificancia. Nosotros somos mayoría, nuestra lucha es justa. Ánimo compañeros y compañeras.


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