Revista Opinión

Saudade...

Publicado el 06 enero 2010 por Mechu
Es imposible de traducir, por eso hay que usarla en portugués. Su sentido envuelve una receta inescribible de emociones, entrelaza la nostalgia con la sonrisa, la lágrima con el recuerdo, esa cabanga, esa euforia echada de menos. Contiene los instantes de un meneo maravilloso entre las células, las ganas que fueron de lo que ya pasó, el anhelo de que vuelva a suceder, ese dolorcito raro en la boca del estómago, las borboletas na barriga... Estás de pronto llena de saudade, como si un chaparrón inesperado te bañara de repente en plena calle, dejándote con la ropa pegada al cuerpo, evidenciando esa perenne desnudez que tanto te empeñabas en cubrir. Sentís aquella melancolía que cada mucho aparece, pero no llorás: se te dibuja en los labios un gesto de alegría y te brillan los ojos. Un escalofrío de placer y ternura te recorre la espalda... Lugares y personas, vivencias y estados, instantes y sensaciones. Todas juntas de repente. Como un viaje del que ves las fotos y rezás para que no se te olvide ni un detalle, ni una huella, ni una vibración. Y en un ataque de saudade pedís que no se te olvide el ritmo al que cabalgaban los latidos en el lomo de tu pecho. Evocás en tu memoria cada segundo con precisión de relojero: que no se vaya esa imagen, que no se me olvide como se sentía su mano atada a la mía dentro del bolsillo de mi abrigo aquella primera vez. Era invierno pero recuerdo la calidez de mis sonrojos. Que no se me olvide. Que reconozca su olor rezando un rosario frente al mar cuando lo encuentre de nuevo. Que no se me olvide como descubrí los límites de mi más auténtica locura en lo abisal de sus ojos. Hay días en que el clima o los recuerdos o las ausencias multiplican la saudade. Hoy, de repente, ha sido uno de esos.

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