Revista Cultura y Ocio

Saul Steinberg

Publicado el 04 diciembre 2024 por Malama
Saul SteinbergPoco queda ya para que concluya este año y, si hago recuento de lo visto en los once meses pasados, lo mejor, por cantidad y por novedad, ha sido esta magnífica exposición: Saul Steinberg, artista, que estará hasta el próximo 12 de enero de 2025 en la Fundación Juan March de Madrid. Puede extrañar que sea sobre un artista como el rumano judío Saul Steinberg (Râmnicu Sărat, 1914-Nueva York, 1999), que decía no pertenecer a un mundo, el del arte, que nunca había sabido muy bien dónde situarlo; sobre un viñetista, muralista, collagista, caricaturista, ilustrador, dibujante, escritor cuyos «monólogos artísticos dan vida a imágenes que son palabras, y a palabras que tienen la solidez de los objetos», como dice el crítico norteamericano Harold Rosenberg en un texto por primera vez traducido al español en el espléndido catálogo de esta muestra, un texto rescatado del que se publicó en el de la exposición Saul Steinberg celebrada en el Whitney Museum of American Art de Nueva York en 1978. Además, me ha parecido especial por haberla visitado pensando ante cada dibujo, cada postal, cada pieza de madera, casi cada trazo, en cómo disfrutaría mi hija Julia ante un acontecimiento así, la primera exposición retrospectiva en España de este singular artista, que es también la más amplia de las que se han hecho. Por si ella no tiene ocasión de verla, me traje el libro-catálogo en su versión en cartoné, para que pueda demorarse en todos los detalles de aquello que en la sala se observa con su lógica limitación temporal, mayor por ser una exhibición tan copiosa. Lo que se recoge en los capítulos en los que se organiza el recorrido por «La obra» —los textos serán las «Notas a pie de obra»— en este catálogo, desde los primeros pasos de un artista errante que comienza a publicar sus dibujos en la revista milanesa Bertoldo, hasta la configuración de una trayectoria en categorías formales y temáticas, como los dibujos, los objetos —dibujos que se escapan del papel y se hacen de tres dimensiones—, las ilustraciones de libros o las más afamadas para las portadas de The New Yorker desde 1945 a 1999. De este modo, en un precioso volumen, he podido leer traducida la biografía redactada por Gabriele Gimmelli, para el libro de una exposición milanesa de 2021-2022, las páginas fundamentales del ya citado Rosenberg, y de Alicia Chillida («Saul Steinberg: el signo errante»), que dedica su texto a la memoria del ministro José Guirao, o los trabajos más parciales de María Teresa Muñoz («Los tiempos de Steinberg. Entre la coyuntura social y el lector intemporal»), de Sheila Schwartz («Steinberg mira a los que miran») y de Francesca Pellicciari («Haikus geográficos: las tarjetas postales de Saul Steinberg»). Apelaba el artista a una complicidad de sus art viewers y creo que había mucha complicidad —también (o sobre todo) en el grupito de escolares atentos a las explicaciones de una guía— la mañana que visité la exposición en la March, en una sala que acoge muy cálidamente al visitante y que también contribuye a hacer de Saul Steinberg, artista esta gran experiencia del año.Saul Steinberg

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