Revista Poesía
CAPÍTULO 1
PUTO NGR. El gatillo de la pipa. El glande grande. ¿Para qué follar? Asesino. Derramador de sangre. PUTO ladrón. Un donjuán. Mala suerte tener que follar con este machote negro. Bigger Thomas, lo juro. Deja un cadáver en la caldera.
¿Deidad NGR? Soy complicado. Incluso mis andares chulescos. De la misma manera que cojo la pistola, sobre el costado, como si fuera un cachorro. Acaricio el gatillo. Lo hago destornillarse de risa. Creerás que soy un humorista por la manera en que estalla.
¿Deida NGR? Represento las cenizas y el polvo. Todo el hollín que sube de tu chimenea. Te tengo atascado en la rutina. Puedes disparar o no, fulano, te estoy matando. Puedes ocultar tus deseos. Incluso Buda sufrió cuando lo mandaron al otro barrio.
¡NGR, ahora estoy de pie en la esquina de la interjección! Las exclamaciones me apuntan porque disparo estos sustantivos. Yo hice que esos chicos inventaran adjetivos. Me estoy haciendo con un nombre. Porque soy yo, NGR, ¡claro que lo soy!
NGR, por favor. La tierra, el aire, el fuego y los mares. La tercera dimensión. La cuarta dimensión, la quinta dimensión. Fácilmente. Todas esas porquerías que nunca imaginaste. Yo hago que alucines. En la puerta de tu casa con mi escopeta de cañones recortados. Yo hago que te pongas de coca hasta arriba.
¿Deidad NGR? Oye, fulano, no voy a llamar a tu puerta. Ábrela. Ahora que ha llegado la hora de encontrarte con tu creador, no voy a cambiar el argumento. Eres el actor de una serie. NGR, soy el dueño de todo. Y aquí estoy para pagarte tus royaltie como si fuesen monedas de oro guardadas en un caldero.