Hasta los italianos tuvieron versión.
Hay varias razones por las que un fan de la ciencia ficción dura le gustaría clavarle el diente a este libro, pero la principal es que no hay batallitas espaciales metidas con calzador, hay post-humanos y su necesidad de experimentar, y sus errores y los métodos para corregir los errores. Veinte mil años en el futuro, la humanidad ha alcanzado las estrellas y se ha esparcido por las estrellas, alcanzando un estado post-humano de responsabilidad y entendimiento. Sarumpaet es una científica que desea realizar un experimento muy complejo para confirmar unas teorías del vacío cuántico, aquí el autor se saca de la manga una teoría científica muy graciosa a la cual llama grafo cuántico. Ya con esto vale la pena el boleto de entrada. El problema inicia cuando el experimento se desboca por completo y genero un vacío que va destruyendo la materia de nuestro universo en su expansión. Si fuera obra de otro autor, los personajes correrían como gallinas sin cabeza, hasta hallar al científico asimoviano Übermensch que nos salvará de la catástrofe. Pero es Greg Egan, así que los personajes comienzan a dividirse en grupos, los que quieren contener al vacío cuántico y los que quieren que se expanda para estudiarlo. A través de la obra existen momentos donde el autor reflexiona con la idea de vivir eternamente y la capacidad humana para almacenar recuerdos. En estos momentos, tan humildes y pequeños como puedan ser, es donde realmente brilla la inteligencia de Egan. La recta final es un monumental mindfuck® de proporciones épicas, que no le pide nada a nadie. Egan va a lugares que los demás autores de ciencia ficción ni siquiera intuyen que existen. Para los curiosos, la escalera de Schilds si existe, es un método de primer orden para el transporte paralelo de un vector a través de una curva usando solo geodésicas parametrizadas.Revista Libros
Schild's ladder es una novela de ciencia ficción escrita por el autor australiano Greg Egan, fue publicada en el 2002 en lengua inglesa, no ha sido traducida al español (y probablemente nunca lo sea, lo cual es una lástima).