El título de este artículo es -para aquéllos que no lo saben- el del himno nacional de Escocia, 'Scotland the Brave'.
Viví los primeros años de mi carrera universitaria como profesor en Edimburgo, una de las mas ilustres universidades de Occidente, y nunca he dudado de que Escocia -como Irlanda- es una de las grandes naciones del mundo.
La cuestión que ha dominado la escena política en los últimos días era si su futuro debía ser compartido en común con Inglaterra, con la que ha estado asociada desde 1603 y luego totalmente unido desde 1707. El jueves fue un día que, en palabras de 'The Guardian', "ha cambiado Escocia y el Reino Unido profundamente".
El resultado del referéndum sobre la independencia escocesa no es de extrañar si tenemos en cuenta un hecho simple: la campaña para votar sí siempre fue la de un voto de minoría, y nunca recibió apoyo significativo de ningún sector substancial de la sociedad. Cada líder político escocés relevante, incluyendo a escoceses como el ex líder laborista Gordon Brown, se oponía al separatismo.
Y toda figura pública británica importante, desde estrellas de cine a escritores como JK Rowling y héroes del deporte, como David Beckham, hicieron declaraciones públicas en contra de la independencia. Ni un solo periódico -regional o nacional, inglés o escocés- ha apoyado la independencia, por lo que los escoceses que querían votar sí se quedaron casi sin representación en los medios de comunicación.
Por encima de todo, Su Majestad la reina, que es escocesa por familia y cuya residencia principal, Balmoral, está en Escocia, dejó clara la impresión de que deseaba un voto a favor de la unión. En estas circunstancias, el aspecto más sorprendente de toda la campaña es cómo el sí continuó creciendo a pesar de esa oposición masiva al mismo.
Fuente:
- "'Scotland the Brave' -Henry Kamen".
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