Revista Cine
Hay pocas cosas que me molestan más que escuchar el comentario de alguien que, al estar viendo una película musical, exclama, molesto: "ay, no, ¿a poco van a empezar a cantar otra vez?". A menos que alguien haya entrado a ver una cinta que no sabía que era un musical -lo que es muy probable- el hecho es que cualquier cinéfilo que se respete sabe que en ese tipo de cine ¡los personajes cantan! Es algo dado por el propio género, sin que deba haber coartadas de ninguna especie. Y uno, como espectador, lo toma o lo deja.
Esto me vino a la mente al ver la primera pelea que tiene Scott Pilgrim (Michael Cera, adecuadamente desesperante) contra el primer ex-novio malvado (Satya Bhabha) de su amada Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead) en Scott Pilgrim vs. los ex de la Chica de sus Sueños (Scott Pilgrim vs. the World, EU-GB-Japón, 2010), cuarto largometraje del cineasta británico Edgar Wright (mi favorita El Desesperar de los Muertos/2004, Hot Fuzz: Super Policias/2006).
Hasta ese momento, la puesta en imágenes de Wright, sin duda la más inventiva/exhaustiva del año, me había ganado por completo por sus incontables guiños cinéfilos/televisivos/pop: al cine de Frank Tashlin, al Batman camp sesentero de la tevé, a esa obrita maestra de la estética del cómic llevada al cine (y mal vista en México) Macabras Historias de Horror (Romero, 1982) y a muchas otras fuentes más. Pero en cuanto aparece la primera pelea cual vídeo-juego, el filme empezó a entusiasmarme un poco menos. Y que conste: creo que de las pocas cintas de/sobre videojuegos que he visto -no soy aficionado: mi única experiencia fue, en mi adolescencia tardía, jugar PacMan en un armatoste amarillo individual-, Scott Pilgrim vs. los ex... es la que mejor ha captado la lógica de estar precisamente en el interior de un videojuego: el ir subiendo de nivel y de dificultad, los puntos que se van ganando, la salida inesperada para salir triunfante...
El asunto es que, ni modo, no soy de la generación que creció con esos chunches, no me interesan, no me gustan. Y las continuas peleas que va teniendo Scott Pilgrim contra los ex de Ramona -algunas de ellas dignas de aparecer en la comedia de artes marciales Kung Fusión (Chow, 2004)- me fueron resultando cada vez más cansinas. En cierto momento, hacia el final, casi me sorprendo a mí mismo murmurando: "ay, no ¿a poco va a empezar el video-juego otra vez?".
Por lo anterior, podría parecer que odié la película. Nada de eso: de hecho, me gustó más de lo que esperaba, aunque acaso por razones diferentes. Además de su incansable inventiva visual que ya mencioné arriba, mis razones son (como diría Andrew Sarris de sí mismo) las de un old fart. Me refiero al impecable reparto de Scott Pilgrim vs. los ex...: la manera en la que escupe sus one-liners un siempre sarcártico Kieran Culkin en el papel del amigo gay de Scott Pilgrim, un perfectamente odioso Jason Schwartzman como el más poderoso y maléfico ex de Ramona, un hilarante Brandon Routh como un rockero descerebrado veganista en acaso la mejor actuación de todo el filme ("Chicken isn't Vegan?") y la presencia de la señorita Winstead con sus distintos colores de cabello: uno entiende que todos quieran con ella, lo que es inexplicable qué es lo que ve ella en Michael Cera.
Por cierto... Michael Cera: el tipo está perfecto como el eternamente indeciso Scott Pilgrim, con su mirada huidiza y su irritante voz de castratti. Su personaje, entiendo, es una suerte de fantasía aspiracional/generacional, pues su típico veinteañero ni-ni nunca, ni en mil vidas, podría conquistar a una mujer como Ramona Flowers. Esto es algo, de hecho, que me llama poderosamente la atención del personaje creado por Wright/Cera (ni idea del personaje original de la novela gráfica: no pude pasar de las primeras páginas): Scott Pilgrim es el héroe juvenil perfecto para una generación de eternos indecisos, temerosos de hacer algo, de tomar decisiones, sean las que sean. Por eso, sus batallas por el amor de Ramona, tienen que ser expresadas/proyectadas como un videojuego: en la vida real, Cera no le ganaría ni a las vencidas a Miss Winstead. ¿O será que toda la película es un sueño de Scott Pilgrim? ¿"Inception for geeks", como ha dicho con genial mala leche Anthony Lane?