Si la casualidad nos vuelve a juntar diez años después, algo se va a incendiar, no voy a mostrar mi lado cortés.
Si, ya sé que voy tarde y que ya hace mucho tiempo que debería haber hecho una reseña sobre esta cuarta entrega de la saga Scream, pero es que no he podido ponerme antes con ella. Algo así les debió pasar también a sus responsables porque once han sido, ni más ni menos, los años que han transcurrido desde Scream 3. Tanta espera solo puede atender a tres motivos bien distintos: a) Han vuelto porque tenían un guión que no podían dejar escapar y han logrado realizar la mejor entrega de toda la serie; b) Han buscado una original vuelta de tuerca hasta lograr un nuevo origen para reflotar la saga con sabia nueva; c) Quieren pasta. Viendo como han ido las carreras tanto del director como de sus tres protagonistas desde aquella tercera entrega, creo que ya tenemos un ganador.
La acción vuelve a la pequeña villa de Woodsboro (one more time) coincidiendo con la llegada de Sidney Prescott a su pueblo natal, convertida en toda una escritora de éxito. Su llegada, lo habrán adivinado ya, coincidirá con la entrada en escena de un viejo conocido de la saga, Ghostface, que decidirá volver a la acción, recuperando su vieja tradición de apuñalar a jóvenes temerosos. Además de Sidney (no hay que perder las buenas costumbres), al asesinó también le dará por perseguir a su sobrina (la cosa queda en familia) y sus compañeros/as de instituto. Sidney deberá entonces pedir ayuda a sus viejos amigos del pueblo para que, en el aniversario de los asesinatos de la película original, la cosa no acabe derivando en una auténtica carnicería.
Hay que tener en cuanta que estamos hablando de una película cuyo mayor logro ha sido el de poder volver a reunir, una década más tarde, a los responsables de la trilogía original: el director, Wes Craven, el guionista, Kevin Williamson, y los tres actores protagonistas, Neve Campbell, Courtney Cox y David Arquette. Es evidente que el tiempo no pasa en balde para nadie, especialmente para Courtney Cox que no sé yo que se ha hecho en la cara, pero está claro que no le ha sentado nada bien. Otro de los problemas que ofrece esta nueva entrega es que Neve Campbell, a pesar de conservar una envidiable capacidad para asustarse, ya no es aquella joven scream girl de la saga original. Ahora es mucho más madura y resolutiva. La solución, pues, ha sido la de introducir carne fresca, incorporando al casting a Emma Roberts (la sobrina de Julia Roberts en la vida real) y Hayden Pannetiere (la animadora de la serie Héroes), amén de algún que otro cameo en la divertida secuencia inicial.
Lo que no ha cambiado son las ganas que sigue teniendo la saga en mostrarnos el cine dentro del cine (algo bastante habitual, por otra parte, en la filmografía de Wes Craven). Si en la primera entrega nos desvelaban las normas que siguen las pelis de terror y en la segunda y tercera se reían sin pudor de las secuelas en el cine, ahora le toca el turno al terror actual y al torture-porn en particular (término que fue acuñado por primera vez para la película Hostel de Eli Roth) y son constantes las referencias a películas como Saw y secuelas. Pero lo bueno que tiene Scream 4 es que en ningún momento pretende imitarlas, sino más bien reírse de ellas, para seguir siendo fiel a sí misma y no caer en el lado oscuro, convencida de que no hay nada más terrorífico que un torpe asesino con máscara de fantasma y un cuchillo en la mano. ¿Para qué te vas a complicar la vida?
Ya saben lo que dicen: es mejor caer en gracia, que ser gracioso. Y confieso que esta saga siempre me ha caído bien a pesar de comprobar como iba perdiendo fuerza con cada nueva entrega. Aquí, de nuevo, se vuelven a repetir esquemas, estructura, tramas y, en general, uno termina teniendo la sensación de que este nuevo título, finalmente, no logra aportar prácticamente nada nuevo a lo ya visto. Pero es que hacía tanto ya que no lo veíamos que a pesar de todo me logró entretener durante todo su metraje. Porque la esencia de la trilogía original sigue estando ahí, aunque muy diluida, y la cinta le sigue siendo fiel en lugar de perderse en derroteros que tampoco creo que le hubieran beneficiado. Es cierto que esta cuarta entrega no era necesaria, pocas cuartas partes lo son (quizás exceptuando Rambo), pero el resultado final no es peor que su entrega inmediatamente anterior.
Resumiendo: Tan innecesaria y poco sorpresiva como entretenida y sin pretensiones, esta nueva entrega de la saga Scream termina ofreciendo al espectador justamente lo que se espera de ella.