Hoy se acaba agosto. He estado deseando este momento y también temiéndolo. Pero ya está, ya ha llegado y no tiene vuelta de hoja.
No estoy triste pero sí un poco nerviosa. Aunque esté con la lagrimilla colgando, estoy optimista. Siento que mañana mi hijo se hace un poquito mayor, que cortamos un poquito más ese cordón invisible que nos une tan fuerte.
Esta mañana nos hemos dado nuestra última vuelta mañanera y ha sido estupendo, hacía buena temperatura y se ha portado muy bien. Me queda un muy buen recuerdo de nuestra convivencia 24 horas al día, 7 días a la semana.
Lo que viene a partir de mañana no tengo ni idea de cómo será. Pero espero que sea tan bueno como ha sido hasta el momento porque estos 11 meses que hemos pasado juntos, a pesar del cansancio, de la falta de tiempo y de la incomprensión de la gente (hoy mismo me han dicho que llevo 11 meses de vacaciones, que de qué me quejo, que ya es hora de que me ponga a trabajar), han sido unos meses excepcionales que no voy a olvidar nunca.
Ya os iré contando...