Finalizó este 2012 y después del bombo que se le dio a lo del calendario Maya no parece tan mala noticia, porque según algunos estudios, se afirmaba que al menos una de cada cinco personas creía firmemente en el fin de los días.
Mi padre ya me contó que allá por los años 60 (y es que no ha sido ni la primera ni la última vez que digan que es el fin del mundo) en su pueblo mucha gente creyendo la llegada del fin, se pusieron morados comiéndose los jamones, los chorizos y demás productos sacados de la matanza, total si el mundo se iba a acabar, al menos que no pasaran hambre que ya habían pasado mucha y… que pasó? Pues lo que tenía que pasar, que los meses venideros sí que pasaron mucha hambre porque ya no tenían nada de nada que llevarse a la boca.
Y es que hay mucho iluminado que se saca un dinero importante metiendo el miedo en el cuerpo al personal, porque el miedo vende y mucho, pasa el tiempo no ocurre nada y el problema precisamente es que no ocurre nada, (Bueno, problema a medias, porque si llegara a pasar sería un problemón para todos jejeje). El individuo en cuestión se saca su dinerito por hartarse a pregonar que el mundo se acaba ya sea en prensa, en televisión o por cualquier otro medio de comunicación, pasan una semanita y todo olvidado pero…
¿No estamos ya cansados de que todo el mundo se descojone de nosotros?