Revista Opinión

se acabo el uso de inyecciones para diabeticos

Publicado el 29 marzo 2019 por Carlosgu82

Desde el descubrimiento de la insulina, a principios de los años 20 del siglo pasado, se han realizado muchos avances en la lucha contra la diabetes tipo 1. Sin embargo, ninguno de estos logros ha conseguido librar por completo a los pacientes de los pinchazos.

Las agujas siguen siendo fundamentales para estos enfermos consigan mantener a raya sus niveles de glucosa, aunque son incómodas y molestas, por lo que muchos sueñan con otros métodos más sencillos, como las pastillas.

Este deseo podría estar un poco más cerca de hacerse realidad a juzgar por los resultados de una investigación que acaban de hacer pública científicos de la Universidad de Harvard (EEUU). Según explican en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’, el equipo ha desarrollado un método que permite administrar de forma oral la insulina, gracias a unas cápsulas que la protegen y permiten su liberación en el momento oportuno. De momento, sólo han probado estas pastillas en estudios con ratas, pero sus resultados son prometedores.

Ha habido muchos intentos de fabricar ‘pastillas’ de insulina en el pasado, explica a Papel Samir Mitragotri, profesor de Bioingeniería en la John A. Paulson School fo Engineering and Applied Sciences de Harvard y principal firmante del trabajo. Sin embargo, todas ellos han fracasado por no poder superar las “múltiples barreras”que pone el organismo a la administración oral de esta sustancia.

“El estómago contiene ácidos y enzimas que digieren las proteínas. Esto ayuda a la digestión de la comida, pero cuando proteínas terapéuticas como la insulina llegan allí, lo que pasa es que se degradan a causa de esta acción. Además, aunque parte de la insulina consiga llegar al intestino, las paredes impiden su transporte hacia la sangre. Y, por si esto fuera poco, hay una tercera barrera en las uniones de las células del intestino que terminan de hacer que no lleguen cantidades significativas de insulina administrada por vía oral al flujo sanguíneo”, explica Mitragotri.

La apuesta de su equipo era complicada, porque debía solventar todas esas trabas, que son muy diferentes entre sí. Pero ha conseguido salvar las barreras gracias a la conjunción de dos aspectos. Por un lado, los científicos colocaron la insulina en una formulación basada en líquidos iónicos, un compuesto de sales que “reducen la degradación enzymática y favorecen el trasporte a través de las paredes intestinales”. Pero, además, introdujeron esta solución en una cápsula con un recubrimiento entérico, que impide la liberación del principio activo hasta que el medicamento llegue al intestino.

“Suelo decir que nuestra estrategia es como una navaja suiza, ya que contiene varias herramientas en una. Es una tecnología con varias aplicaciones”, expone.

En los estudios en animales, la insulina administrada por vía oral consiguió producir reducciones significativas de los niveles de glucosa -por ejemplo se observó una reducción del 65% a las dos horas-que, además, se mantenían en el tiempo, lo que “demuestran su potencial para su desarrollo como formulación de larga duración”.

“Hacen falta más estudios sobre su seguridad y eficacia”, confirma Mitragotri, “pero creemos que este enfoque podría superar a las inyecciones en el futuro”.

Antes de empezar las investigaciones en humanos, el equipo deberá demostrar su seguridad y eficacia en estudios con animales más grandes, por lo que, aunque el método consiga superar todos los ensayos, no estará disponible a muy corto plazo en la práctica clínica.

Por otro lado, los investigadores también han demostrado que esta insulina oral permanece estable y en buenas condiciones a temperatura ambiente durante unos dos meses y puede conservarse hasta cuatro si se refrigera a 4ºC.

Para Ignacio Conget, investigador del CIBERDEM, una red de científicos que estudian la diabetes, la estrategia “es muy interesante”, ya que, además de proporcionar una “mayor comodidad para los pacientes”, este método “añade otra ventaja adicional“: que la insulina consigue llegar con mayor rapidez al hígado.

“Cuando se inyecta, la insulina, antes del hígado, pasa primero por la circulación general. Por la vía oral, la llegada a este órgano, donde la insulina es fundamental, es mucho más rápida”.

De cualquier manera, Conget recuerda que ha habido varios intentos de fabricar pastillas para la administración de la insulina por vía oral -algunas muy prometedoras- que, finalmente, no han tenido éxito


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