D. Luis Cobos se preocupa ahora por el mundo de la cultura, el daño de las descargas ilegales y las penurias de los artistas que sufren para llegar a fin de mes por culpa de los desalmados internautas; por eso está dispuesto a poner “puertas al campo” y con la ayuda de la inefable Sinde, perseguir a los piratas informáticos. Estoy seguro de que Teddy Bautista, desde la SGAE, no dejará en su empeño de controlar delincuentes como peluqueros o taxistas, que pongan la radio en sus vehículos, con el correspondiente detrimento del mundo del arte.
La historia evoluciona, y los tiempos pasados de los vinilos quedaron, triste o afortunadamente, atrás. Las empresas discográficas gastaban importantes sumas de dinero en la fabricación de discos, cuya elaboración era extremadamente compleja, y cuyo precio resultaba inalcanzable, pero obtenían igualmente grandes beneficios con la venta de los mismos. En el advenimiento del disco óptico vieron la posibilidad de multiplicar las ganancias, toda vez que el material les resultaba mucho más económico, y en vez de ajustar los precios de la música, se vieron incrementados. No fue más que la falta de previsión y de modernización, así como la avaricia desmesurada de las empresas discográficas, las que llevaron a la situación actual, cuando la tecnología permitió a cualquier persona grabar sus propios discos. Algo parecido sucede con los programas: Apple vende mucho más software y canciones porque las “app” para sus productos resultan, en general, muy asequibles, mientras otros fabricantes tienen precios astronómicos. el Sr. Cobos en vez de poner puertas al campo, mejor se preocupaba de arreglar primero su casa para hacerla atractiva y competitiva en un mercado al que no se han sabido adaptar por un afán de ganar dinero fácil gracias a una tecnología que terminó por ser de acceso popular.