Echando la vista atrás observo que en estos últimos cinco años mi comportamiento respecto a Teresa, su futuro y las personas que nos acompañan en este camino han ido cambiando sutilmente.
Al principio solo escuchaba y prácticamente obedecía. Lo que opinaba el profesional de turno era casi sagrado " si ellos son los especialistas, sera que saben que es lo mejor para la peque". Y los hemos encontrado muy buenos.
Según han ido pasando los años, hemos ido evolucionado junto a Teresa y hemos podido comparar en primera persona como un mismo síndrome de down es tratado de forma diferente según la comunidad autónoma en la que residas, y también como dentro del mundo de los orientadores, hay puntos de vista absolutamente antagónicos sobre la formación en personas con dificultades.
Unos a favor de la integración absoluta y otros defensores de la educación especial prácticamente desde los inicios educativos de nuestros hijos. Y cada uno con un criterio que defienden con buenos argumentos. Son un puntal importante en nuestro caminar pero creo que no debemos apoyarnos únicamente en ellos.
Y vamos a ir tomando las riendas en la vida de nuestra sexta hija. Y la primera decisión ha sido que nuestra chica con SD no vuelva a atención temprana. No queremos que ocurra como el año pasado, que no podía ir a su adorado colegio tres tardes por semana. Siempre con la duda de si perdía mas que ganaba con estas ausencias. Hemos cumplido un ciclo importante y ahora comienza otro.
La mejor estimulacion nos parece que es la normalidad absoluta, el día a día con sus compañeros, hermanas, participando en todas las actividades, adaptando sus materiales a su nivel, haciéndola responsable de pequeñas tareas. Intentaremos que llegue a la meta por otro camino mas llano y con menos baches.
Se acabaron las clases extra-escolares que agotaban a nuestra pequeña y que la excluían de la rutina escolar. Acudirá a lo que consideremos mas instructivo, intentando que sea dentro de un entorno lo mas "normal" posible. Queremos desprendernos de la tutela de tanto mando intermedio que en otros momentos nos han parecido imprescindibles.
Hemos dejado de ver una niña con un certificado de minusvalía del 38%, que sabemos que existe, que esta ahí, no es una negación a su realidad, al contrario creo que es una aceptación de su cromosoma de mas, pero no queremos que la discapacidad sea lo que gobierne su existencia. Llegara hasta donde pueda, pero sin perderse tantas cosas por el camino.
Tenemos que agradecer y mucho a todos los profesionales que se han cruzado en la vida de la peque por el consuelo y animo que nos han dado. Y seguiremos consultando y valorando todas las opiniones, pero desde el prisma de la normalidad que gozan sus hermanas.
La aventura de escolarizar a la peque en San Martín de Montalbán ha durado escasos 15 días Era imposible compatibilizar en el momento actual trabajo en un bar, niños pequeños y la mama trabajando noche si, noche no en Madrid. Solo hubo una pequeña toma de contacto pero nos dimos cuenta que eran estupendos educadores. Teresa acude junto con Reyes a su colegio, el mismo que iba el curso pasado. Sus compañeros nada mas verla la abrazaron entusiasmados por volver a tenerla en clase. Serán los papas los que vayamos dando "volteretas" para sacar este recién iniciado negocio adelante.