Se alquila, se vende, se arrienda. Da igual el nombre que quieran darle o el cartel que deseen colgarle. Lo que está claro es que de la crisis no se escapa ni una de las infraestructuras más emblemáticas del pueblo norteamericano ya que por falta de financiación el Centro Espacial Kennedy, ubicado en Cabo Cañaveral dice adiós después de tantos años de trabajo.
¿Y qué va a pasar ahora con el espacio exterior? Pues que ya no será visitado por los americanos que corrieron en su día por liderar la carrera espacial y que tras muchos millones de dólares han visto que la gente ya ha perdido interés en que haya otra vida en la galaxia, que fulanito pise Marte o que el personal de la NASA no trabaje en miércoles.
Como leíamos esta semana en el diario El Mundo (www.elmundo.es), el programa del transbordador espacial carece de financiación por lo que se ha cerrado y ahora la NASA no sabe qué hacer con infraestructuras tales como una pista de aterrizaje de 5km de longitud, dos vehículos de casi 4 toneladas para transportar al transbordador o el almacén de unas dimensiones faraónicas donde se preparaba al aparato para sus lanzamientos.
Así que ahora, y casi con total seguridad porque no habrá ser humano que tenga tanto dinero para hacerse con tales propiedades, éstas se pudrirán y se convertirán en refugio de hienas, serpientes y otros bichos nómadas que les dará igual vivir debajo de una piedra que en un lugar emblemático como lo fue Cabo Cañaveral.
Y sepan ustedes que si el sitio fuera mío, le daría algún uso educativo como Escuela Taller Aula de Aeronáutica Espacial o similar. Algo que a buen seguro no se hará. Pero si ustedes tienen pensado viajar a la luna y necesitan una pista de lanzamiento y algún lugar donde guardar la aeronave llamen a la NASA que puede que consigan un buen descuento porque están algo desesperados. Eso sí, digan por favor que van de mi parte, que un 5% de comisión de cientos de millones, es una buena pasta.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…