Revista Sociedad

Se acepta Roncero como periodista deportivo

Publicado el 15 abril 2014 por Jordi Martinez Aznar
Se acepta Roncero como periodista deportivoAquellos que comenzamos a seguir la prensa deportiva allá por los años noventa, recordamos con cierta nostalgia cómo los informadores eran auténticos profesionales de la información, los cuales aceptaban que estaban ahí como intermediarios entre la noticia y los espectadores, lectores u oyentes. Eran conscientes de que su trabajo se limitaba a difundir la noticia y no ser partícipes de ella, lo cual no era poco. Si a cualquiera en aquella época y anteriores le preguntabas de qué equipo era tal o cual presentador, pues era lógico el desconocerlo a no ser que le conocieras. Era más que probable que cada cual fuese seguidor de tal o cual equipo, pero en cuando se ponían el traje de faena, sus sentimientos hacía un determinado equipo se quedaba en la puerta o, en el peor de los casos, en el camerino o sala de maquillaje.
Desgraciadamente, parte de la nueva generación de periodistas ha abandonado esa práctica de dejar los sentimientos personales fuera del trabajo. No digo que todos lo hayan hecho porque, afortunadamente, todavía los hay con dos dedos de frente. En cuanto a los primeros, personalmente puedo llegar a comprar, con bastantes peros, que la prensa deportiva ha podido cambiar con el tiempo, que haya quien piense que no vale la pena, e incluso lo tache de hipócrita o de cualquier otra manera, que uno oculte a qué equipo sigue, pero de ahí a tener que llegar a determinados extremos para arañar algo de audiencia va un trecho. Personalmente todavía recuerdo cómo, años ha, era hasta posible crear una tertulia sosegada en torno al deporte rey, el nuevo opio del pueblo, la versión moderna del circo romano con el que hace casi dos mil años los distintos emperadores romanos entretenían al pueblo para que así pensaran en otra cosa y se olvidaran de las penurias de su vida diaria. Actualmente, en lugar de ver a leones y demás fieras comerse a un puñado de cristianos en la arena, nos sentamos tardes enteras delante de la televisión (aquellos que puedan pagarla) o bien pegados a la radio mientras piensa cuándo saltará el "Goool en Las Gaunas".
Se acepta Roncero como periodista deportivoComo digo, todo esto nunca ha sido así. Hace años, cualquier discusión acerca de la jornada liguera del fin de semana duraba, a lo sumo, hasta el lunes a la hora de comer. Tres cuartos de lo mismo pasaba con la jornada europea. Como mucho, se hablaba durante los tres días de la semana en los que caían jornadas europeas (una para la UEFA, otra para la Copa de Europa y otra para la desaparecida Recopa). Y ahora paz y después gloria. Eran realmente buenos tiempos para el fútbol. Aunque también habían fanáticos (desgraciadamente, siempre los ha habido y siempre los habrá), todos, o al menos la inmensa mayoría eran personas anónimas. Ahora incluso les dan programas de televisión y columnas en periódicos. Muchos de ellos incluso están satisfechos de haberse conocido. El caso más famoso, o al menos uno de los más famosos (aunque quizás debería llamarlo mediático) es Tomás Roncero. Paso de hacer la presentación del personaje, porque todos los que siguen el fútbol en este país, o al menos la mayoría, le conoce en mayor o menor medida.
Claramente, este es el mejor ejemplo de hasta qué nivel ha caído cierta parte del periodismo deportivo. Alguien capaz de presentarse en su programa, poco antes de una final de Champions entre FC Barcelona y Manchester United, con una camiseta del equipo inglés es una de las mejores pruebas. Sobra decir que todo esto, no hace tanto tiempo, era sencillamente impensable, sencillamente porque, durante mucho tiempo, la información deportiva la daban auténticos profesionales, palabra que hoy parece olvidada por demasiadas de estas personas. Y es aquí donde está el problema, y es que el pastel del que come la prensa sigue teniendo el mismo tamaño que hace treinta y cuarenta años, pero tocan más a repartir, y para conseguir destacar entre todo ese maremagnum han de rebajarse hasta el nivel de la cloaca si es necesario. y así nos va...




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