Revista Opinión
Me
resulta insoportable considerar progresistas, el odio, la xenofobia y la fragmentación social que
provoca el nacionalismo, fragmentación que luego une en un todo revuelto en torno a la identidad nacional. ¿Alguien
progresista se imagina que los multimillonarios jugadores del Barça compartan
intereses con los parados y precarizados? Me resultan imposibles de aceptar los
argumentos que utilizan los independentistas para movilizar y conseguir sus
fines, ‘España nos roba; Catalunya es una
colonia española; el déficit fiscal de 16.000 millones año; la lengua catalana
está reprimida, etc.etc.’.
Por muchas manifestaciones de 900.000 personas que se produzcan, la racionalidad debería primar en
muchos sectores e individuos, pero sobre todo en los partidos políticos. Sin duda son muchísima
gente, 600 o 700 mil, tanto da, bajo las banderas y consignas de independencia, y uno se pregunta por qué tantos
analistas/críticos/militantes izquierdistas ahora olvidan los matices que
antaño eran señalados en casos similares: grandiosas movilizaciones montadas
por el aparato de estado y sus aledaños, organizadas por el poder nacional,
político ideológico y económico, catalán y en apoyo de sus objetivos; como si
de batallas se tratara, contaron con apoyo logístico de autobuses, trenes, prensa,
radios y televisión, policías, funcionarios… en nada son comparables a las
movilizaciones obreras o sociales que se realizan contra los poderes, con la poli incordiando, sin medios de publicidad
ni propaganda, sin cobertura de transportes, con impedimentos de todo tipo, multas…
La secesión es un problema que
genera incertidumbre a mucha gente, de las izquierdas también, no solo respecto
al futuro, genera dudas sobre cómo abordarlo y posicionarse en el presente,
¿cómo interpretarlo? ¿Es progresista apoyar la secesión, es de izquierdas?
Muchas posturas mezcladas pueden encontrarse, tantas como izquierdas existen
que son casi tantas como izquierdistas; desde luego abordarlo hoy resulta complicado
al encontrarse con movilizaciones masivas ampliamente transversales, resulta
bastante más difícil si durante años no se dijo nada en torno al nacionalismo. Si
durante años no se abordó como gran problema la cuestión del patriotismo democrático, -ni la derecha ni la izquierda hicieron esfuerzos por conseguir de forma inclusiva símbolos e historia de España
amplísimamente comunes-, como pretender hoy que se defiendan valores de
igualdad, solidaridad, justicia, libertad, democracia, con mayor ilusión que un
revuelto mágico de consignas.
La cuestión principal a debatir hoy no debería ser votar un referéndum, sino todas las preguntas previas que no se respondieron
¿para cuándo un urgente y ambicioso plan de empleo? ¿Justicia acelerada para los corruptos, cárcel
y devolución? ¿Y las listas desbloqueadas? ¿Las balanzas fiscales en un estado
federal como el español deben ser solidarias? ¿Saben ustedes que España es un estado
federal desde hace muchos años, a enorme distancia del que ha ofrecido Cameron en
el Reino Unido tras el referéndum de Escocia? Muchos defienden el derecho a decidir como la verdad
suprema de la democracia, llama la atención que se sitúen en este terreno y no
en los citados antes, en todo caso si hablamos de democracia, tendremos que
aceptar, según su versión, que en el Planeta Tierra no hay demócratas, salvo en
el Reino Unido y en Canadá, ya que en ninguna otra parte existe ese derecho a decidir una secesión.
¿Por qué no hay manifestaciones para
exigir una urgentísima reforma fiscal con el objetivo de lograr recaudar mayores
impuestos de ricos y corporaciones? Justo en dirección opuesta a la que pretenden
fabricar los nacionalistas, basada en el principio de los impuestos para quien los paga. Este principio se puede ver formulado
de diferentes maneras en sus declaraciones y textos teóricos sobre la secesión;
por supuesto lo consideran refrendado por las masivas movilizaciones en las que
el objetivo independentista se comió todo lo demás.
Resulta que el derecho de secesión
no existe en ninguna de las constituciones que se conocen, salvo en la antigua constitución
de la URSS, que como todos saben no permitía ejercitarlo de ninguna de las
maneras, -así cuando se rompe, se
producen en cascada la independencia de múltiples repúblicas.- El derecho a la
autodeterminación está aceptado internacionalmente, en cuanto a su utilización
para colonias; ¿acaso los defensores del derecho a decidir defienden el
argumento soberanista de que Cataluña es colonia y España metrópoli?, pues así
parece ya que esta es una de las líneas argumentales de la separación, lo cual
nos enfrenta en conflicto con los izquierdistas que lo apoyan y justifican. ¿Cataluña
una colonia de España? una de las regiones más ricas del mundo y con mayor nivel
de derechos políticos y económicos, gobernada en todos los rincones de los
distintos poderes solo por élites catalanas, quieren asemejarse social e
históricamente a los negros de EEUU. Esto es el mundo al revés.
Posicionarse a favor del derecho a
decidir es muy sencillo, solo hay que dejarse llevar por la corriente, supone
poco desgaste porque el mundo democrático al completo lo defiende. De hecho la
ciudadanía cataloespañola decide en múltiples formatos y votaciones desde hace
muchos años. Pero la cuestión deja de ser tan simple cuando se manipula y
convierte en campaña por la independencia. Reclamar el derecho a decidir, en este caso concreto, significa reclamar el
derecho de secesión, todavía hay ingenuos que creen que estén pidiendo una
consulta no vinculante para saber cuánta gente quiere la independencia. Por
favor, seamos serios, un estado nuevo se puso en marcha hace años, se está
montando en paralelo a la Generalitat y en parte subsumido en ella, se
está actuando políticamente en la dirección de proclamar la independencia y la
consigna sobre queremos votar, pedimos un
referéndum o queremos derecho a decidir son solamente elementos tácticos de
agitación para la declaración de independencia, que posiblemente se proclame
unilateralmente. -Lo que ocurra después es una incógnita-
Si solamente quisieran conocer
cuanta gente opina a favor o en contra, hay múltiples formas de saberlo,
encuestas, votaciones, etc. sin necesidad de montar un estado paralelo. Hay mucha gente preparada y con experiencia política que pretende conducir el
debate sobre un derecho al voto democrático que se niega a la
población, olvidando todo lo demás ¿Por qué lo hacen? porque están a favor de la corriente movilizadora
de la independencia, porque es una batalla más para enfrentarse al PP, e
históricamente a la derecha española, porque evitan quedarse desplazados de las movilizaciones, porque pretenden entrar en el movimiento para así poder pescar e influir en
el futuro, por evitar sentir el rechazo de colegas, no quieren sentirse señalados por
amigos y vecinos que les dirán que no están donde están las masas, etc. etc. Al margen de los por qué, el hecho es que consiguen fortalecer las posturas nacionalistas, sus
objetivos y argumentos, lo cual incluye posicionarse a favor del España nos roba o españoles vagos –¡extremeños,
castellanos, gallegos y andaluces robando a los catalanes!- es cerrar los ojos
ante la otra mitad de cataloespañoles que no están en las calles, pero existen.
Lo que está sobre la mesa con el
soberanismo, es el derecho a la secesión. La disputa sobre si el nacionalismo y la defensa del
independentismo es progresista o no. Lo que debería estar sobre la mesa es si
con la secesión se mejoran las condiciones de vida y trabajo, si crea empleos, y se aumentan las libertades civiles, si
el mercado de trabajo variará y serán los trabajadores quienes ganarán capacidad de decidir,
etc. etc. lo que debería estar sobre la mesa, es si la secesión supondrá mayores impuestos para los
ricos, mayor lucha contra el fraude fiscal y contra la evasión. Unos izquierdistas apoyan una opción y otros la
contraria, ambos cargan las tintas en unos aspectos olvidando un poco los
otros que consideran secundarios ante lo que sitúan en primer plano.