🎃 Se acerca Halloween. La noche de difuntos

Cada cultura vive la muerte de una manera distinta… No es lo mismo México que España. Allí celebran el Día de los Muertos con color, música y vida; aquí solemos hacerlo desde el silencio y la nostalgia. Pero, al final, el sentido es el mismo: recordar.

Uno de los regalos más bonitos que recibí por mi cumpleaños (aunque en realidad fue para Erik

) fue este cuento: “El abuelo Esteban”, escrito por mi hermano (de lo mejor que tengo en esta vida ). Cuenta la historia de mi padre, para que sus nietos —que apenas pudieron disfrutarlo— puedan conocerlo a través de nosotros. Para que siempre esté en nuestra memoria.
El cuento que ha escrito mi hermano sobre nuestro padre

Porque, como dicen en Coco, “cuando alguien te recuerda, sigues existiendo de alguna manera”.

Y precisamente el sábado vimos Coco juntos. Lloramos, reímos y recordamos. Porque el duelo también puede tener color, ternura y vida.

El duelo es un proceso psicológico al que nos enfrentamos los seres humanos ante la pérdida. Un proceso natural de adaptación ante un cambio irreversible y doloroso que nos afecta a nivel personal.

No siempre es una muerte, aunque sea lo más frecuente asociarlo a ella. También hay duelos cuando termina una relación, cuando se cierra una etapa, o cuando perdemos algo (o alguien) al que habíamos dado valor.

Cada duelo es distinto, tan único como la relación que se ha perdido. Y aunque hay fases comunes, no hay un tiempo “correcto” ni una manera “adecuada” de vivirlo.

En mi caso, fue el camino que recorrí desde el vacío de lo que ya no está… hasta la gratitud por lo que fue. Esa fue mi experiencia —no tiene por qué ser la de otros—, pero sí sé que, a veces, necesitamos ayuda para poder transitarlo (gracias, Edurne Sainz-Ezquerra Chércoles

).
A veces el duelo nos enseña a mirar hacia atrás sin dolor, a hablar de quien falta sin miedo, a sonreír cuando recordamos. Y otras veces simplemente nos recuerda que seguimos vivos, que seguimos sintiendo.

Te invito a hacerte unas preguntas:

¿A quién sigues recordando tú, aunque ya no esté? ¿Qué espacio ocupa hoy en tu vida esa persona, esa etapa o ese “algo” que perdiste?

Otra opción es escribir un diario de duelo. En este enlace tienes algunas recomendaciones para empezar:

Journaling about grief (About Sandcastles)

Y si no has visto Coco (o si hace tiempo que no lo haces), mírala de nuevo. No es solo una película para niños. Es una historia preciosa sobre el amor, la memoria y la vida después de la pérdida.

Quizás, como me pasa a mí con “El abuelo Esteban”, descubras que, de alguna manera, sigue aquí.

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