Como estaba previsto se ha aprobado la puesta en marcha de la reforma de la constitución, con el voto a favor de los dos grandes partidos, con el beneplácito de ese bipartidismo que nos ahoga. El bipartidismo de Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como.
¿Dónde están los socialistas que habían puesto pegas y que ahora apoyan sin fisuras esta desvergüenza? ¿Qué ha pasado con las críticas de Tomás Gómez, de Griñán, de Pérez Tapia, de Alfonso Guerra, de Fernández-Vara, Montilla y su PSC, de Manuel de la Rocha, de Izquierda Socialista, y de otros?
Pues eso, una vez se ha tocado a rebato, todos a tragar y a conservar su puestecito, ya se sabe que quien se mueve no sale en la foto. Antes de continuar, agradezco al único diputado socialista que ha votado en contra: Antonio Gutiérrez. La excepción que confirma la regla. Ya sabe que no repetirá y eso es decisivo.