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Se busca cuerpo bonito para cerebro bastante pasable

Publicado el 13 julio 2010 por Kotinussa

Todos hemos oído alguna vez la historia de que si tal o cual personaje está congelado tras morir, esperando que la ciencia en el futuro encuentre la forma de ponerlo otra vez en circulación.

Inciso: ¿Las personas que han pagado una pasta por estar ahora dentro de un frasco metálico son conscientes de que esperan que se halle no sólo la cura a una determinada enfermedad y a los múltiples deterioros producto de la edad, sino también ni más ni menos que la resurrección (puesto que se congelaron ya muertos)?

Lo cierto es que el negocio no debe ser muy boyante. No creo que haya listas de espera precisamente. Por eso, para animar a los consumidores, se nos ofrece otra posibilidad, más baratita: en lugar de congelarlo entero, le congelamos sólo la cabeza. Y con un trasplante de cerebro todo arreglado.

Se busca cuerpo bonito para cerebro bastante pasableUna empresa rusa, KrioRus, ofrece, además de la ya conocida congelación del cuerpo completo (30.000 dólares de vellón), la posibilidad de congelar exclusivamente la cabeza (¡¡¡gran oferta, sólo 10.000 dólares!!! Y además, si Rusia gana el próximo Mundial de Fútbol se le reintegra el dinero a los clientes que contraten el servicio desde ahora hasta entonces).

Vamos a dar por hecho lo más difícil: la ciencia ha avanzado de tal forma que no sólo domina ya la técnica de los trasplantes de cerebro, sino que además es capaz de vencer la, hasta ahora, insuperable destrucción y desaparición de un mero órgano congelado. Hoy por hoy no se pueden congelar más que células. Cualquier otra cosa (cuerpos enteros, órganos) se iría destruyendo a pesar del proceso de congelación. En fin, pongámonos en lo mejor e imaginemos un futuro en el que todos esos obstáculos son simples pamemas. A mí lo que me tiene muy preocupada es la cantidad de decisiones que habría que tomar entonces y quién debería tomarlas. A saber:

- ¿En qué cuerpo se trasplantaría nuestro cerebro?

- Supuestamente que hubiera un voluntario, ¿quién decidiría si ese cuerpo le gustaría a nuestro cerebro todavía congelado y, por ende, imposibilitado de dar su aprobación? Recordemos que pueden haber pasado cientos de años desde la congelación de nuestro cerebro. A ver qué pariente lejanísimo va a querer hacerse cargo de tamaña responsabilidad.

- ¿Qué pasaría si, una vez realizado con éxito el trasplante, no estamos de acuerdo con el resultado final?

- Ante cualquier disyuntiva (por ejemplo, al dueño del cerebro le encanta la fabada; al dueño del cuerpo ni le gusta ni le cae bien), ¿quién tiene el mando?

- Las personas que tengan algún tipo de derecho o compromiso legal con el propietario del cuerpo, ¿cómo verían modificada su situación? Por ejemplo, yo consigo que mi cerebro vaya a parar al cuerpo de una maciza increíble. Mi pareja y la pareja de la maciza, ¿cómo se tomarían el tema de una “custodia compartida”?

Uff, sólo de pensar en las múltiples situaciones que se pueden presentar me entra, además de la risa floja, una pereza espantosa para encontrar soluciones y una falta de confianza total en que estos inconvenientes pudieran ser superados alguna vez. Y no me refiero a los tecnológicos y médicos, sino a los personales.


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