por Germán Antelo Solozábal
Un ejercicio habitual que practicamos en nuestra vida es “CAERSE y LEVANTARSE”, lo practicamos bastante durante nuestra vida, es una rutina que tenemos durante el tiempo que vivimos, además siempre las circunstancias o nuestros saboteadores se encargan de que aparezcan situaciones para practicarlo.
Las mayoría de las personas buscamos llegar a los objetivos de una forma lineal, sin ningún traspié y que todo sea altamente sencillo, rápido, sin esperas ni contratiempos pero esto no es así, cuanto más grande y ambicioso es la meta más retos, obstáculos o como quieran llamarlo aparecen en el camino.
Por eso cuando emprendemos cualquier cambio o conseguir alcanzar algún objetivo, debemos pensar que el recorrido será como en la vida misma, con momentos altos, buenos, placenteros y otros donde nos enfrentaremos a nuestras propias limitaciones, en esos momentos será muy importante adoptar una actitud abierta, flexible, paciente y tolerante para superar esas piedras que se presentan para no caer en la tentación de no levantarnos.
En los momentos que te caes porque la situación te supera, en realidad nos caemos porque nuestras limitaciones se plantan delante nuestro, es un punto donde vemos debilidades, las cuales pueden manifestarse mediante la frustración, la impotencia, el enfado, la ira, la culpa, el miedo, los apegos,la ansiedad y el querer dejarlo poniéndonos muchas excusas. Este es el momento donde nos caemos, queremos arrojar la toalla y abandonar el camino porque nos sentimos superados por lo que se ha presentado delante nuestro.
Ante la caída no queda otra que levantarte, reflexionar sobre las razones que te has caído, el mirar esa piedra que lo ha provocado puede ayudar el saber el por qué y a partir de ahí buscar una perspectiva para superarla. Si te caes 2 veces te levantas 3, si son 5 caídas pues serán 6 las veces que te recuperas.
¡LA VIDA ES MOVIMIENTO y SE CAEN AQUELLOS QUE CAMINAN HACIA UNA META!!!.
Una de los mayores peligros que nos enfrentamos cuando caemos, es el quedarnos atrapados en ese sitio, aferrarnos al lugar y quedar anclados allí. Esto puede que sea así cuando la frustración, el fracaso, la culpa, el miedo, la falta de autoestima, la pérdida y la impotencia se apodera de nosotros, porque con tanto peso emocional hace que pensemos y creamos que debemos quedarnos allí porque no somos capaces o mucho peor, que no lo merecemos.
Con lo que comento en el último párrafo quiero aclarar que una cosa es abandonar un camino para emprender otro y otra cosa muy diferente es estancarte, acomodarte a un sitio y no moverse más por miedo a caerse. Quienes se caen y buscan otras opciones, como por ejemplo tomar otro camino, se están levantando, están de pie, vuelven a empezar con ilusión otro destino, pero aquellos que se caen y no se levantan más, habrán renunciado a crecer, mejorar e incorporar sabiduría para su vida. Un ejemplo de esto son aquellas personas que viven la vida de los demás criticando y buscando siempre lo malo, porque ellos están gobernados por la frustración y el miedo.
En el momento de la caída es muy importante agarrarse de elementos motivadores para que te aporten la energía necesaria y suficiente para levantarte, algunos elementos son tus valores, tu visión y misión de vida, el propósito o beneficio de lograr el objetivo, valorar lo que ya has recorrido del camino y todo lo aprendido, lo conseguido hasta ese momento , la motivación que te provocará el levantarte y superar la piedra que te ha derribado, lo bien y pleno que te sentirás cuando estés nuevamente caminando hacia tu meta.
La vida tiene etapas, ciclos, estos tienen un inicio, un desarrollo y un final, nosotros también, todo es cíclico, con lo cual siempre va a estar presente el caernos, hagamos lo que hagamos eso siempre está, cuando hay movimiento la posibilidad de visitar el suelo va a estar, lo que si importará es la actitud con la que adoptes y enfrentes esa caída, esto es igual a cuando aprendimos a caminar de “pequeñitos”, te caías 1.000 veces y te levantabas 1.001, hasta que al fin después de un tiempo caminabas.
Sólo se caen aquellos que viven y esto es señal de que hay movimiento para llegar a alcanzar algo que quieres, deseas, sueñas o te inspira.
Si te levantas es una gran señal de que estás ¡MUY VIVO!.
Autor Germán Antelo Solozábal