No empieza con el muro. Para llegar a Estados Unidos, los centroamericanos tienen que sortear primero las restricciones migratorias impuestas por México. Peña Nieto, demuestra siempre quién es el mejor alumno del vecino país del norte.
El pasado 20 de enero asumió el poder de Estados Unidos el polémico presidente Trump. Su asunción generó expectativas a nivel mundial, y sus proyectos de control migratorio, fueron seguidos atentamente en América Central.
Quien escribe, se encontraba en Guatemala en esos días, próxima para dirigirse a México. La llegada del nuevo presidente al país del norte no tardó en alterar la rutina de sus vecinos del sur. Los controles próximos a la frontera se multiplicaron y la policía requisaba camionetas, solicitando pasaportes en busca de migrantes que quisieran cruzar la frontera de manera ilegal.
El primer obstáculo para los centroamericanos que desean alcanzar el “American Dream” no se encuentra ni en la frontera con Estados Unidos, ni en los miles de kilómetros que deben atravesar en el famoso “Tren de la Muerte” para llegar a la misma. La primera restricción la impone, aunque suene paradójico, el mismísimo estado mexicano
México solicita la obtención de visa a todos los guatemaltecos, hondureños, salvadoreños que intenten ingresar a su país. En el 2014, luego del anuncio del Plan Frontera Sur, que busca frenar las migraciones de centroamericanos, las políticas restrictivas se intensificaron y México duplicó el número de deportados con respecto al mismo Estados Unidos.
Su política de alineación con el norte impide la afluencia de un mayor número de posibles migrantes, no sólo para que estos no alcancen la frontera sino también para que en caso de fracasar, no decidan quedarse quitandole el trabajo a los compatriotas mexicas. Discurso ya conocido en estos tiempos, ¿no?
México chinga a sus hermanos países latinoamericanos para colaborar con las políticas de la república esa del norte, que cerrando su frontera, no duda en chingarlos a ellos también. No hay caso, latinoamericanos, ustedes se chingan todos.