Ahora el debate está servido: en todos los medios de comunicación, entre periodistas, analistas, y la gente en la calle. Antes de que el Consejo de Seguridad de la ONU tomase la decisión, con la abstención -en lugar del veto- de China y Rusia, casi toda la opinión pública estaba a favor de la intervención, aun más, la exigía, casi se desesperaba por la lentitud en la toma de decisiones, por la falta de compromiso y moral de "Occidente", mientras la oposición libia, civiles sin duda, pedían a gritos el régimen de exclusión aérea para salvarse de las bombas del dictador.Justo antes de que Gaddafi entrase en Bengasi, "como Franco en Madrid", y pasase por las armas a quienes se le oponían (los designados como "ratas" desde el régimen), el Consejo de Seguridad tomaba su decisión. La Liga Árabe lo respaldaba, Europa se mostraba desunida para variar y mientras Francia se disponía a tomar la iniciativa en la ofensiva, Alemania se desentendía.Ahora, tras dos días de bombardeos, el ataque sobre
Bengasi ha fracasado, la situación entre ambos contendientes -de la que ya muchos califican como guerra civil- se ha igualado, hasta el punto que no se puede predecir un próximo ganador, y las críticas hacia la actuación de la coalición arrecian. ¿Quién debe tener el mando de la operación? ¿La OTAN? ¿Francia? ¿Nadie en concreto? No están de acuerdo. Ya aparecen titulares del tipo: "¿De verdad los rebeldes son los buenos?". Ya se avisa de daños a civiles por parte de las bombas europeas, de aviones franceses o usamericanos derribados, mientras se acusa a estas máquinas de tener entre sus objetivos al propio Muammar Gaddafi.¿Es la intervención una simple excusa para conseguir el petróleo de Libia, o el tesoro que Gaddafi guarda en el país? Ahora nos lo preguntamos, pero, ¿y antes? ¿Deberíamos haber "dejado hacer" al dictador y a sus mercenarios, con tal de no entrar en otra costosa guerra, de no inmiscuirnos con traje de pacifista, y calzoncillos de imperialista, en un país soberano? Es cierto que, de actuar contra todo dictador sanguinario con su pueblo, deberíamos desplegar medios militares en medio mundo. Es cierto que no aplicamos la misma vara de medir a todos. Es cierto que difícilmente veremos decisión parecida a la tomada con
Libia en, por ejemplo, Yemen, que va camino a una división entre sus militares y, por lo tanto, a una posible guerra civil, iniciada igualmente con revoluciones ciudadanas que demandan mejoras a sus gobernantes. Pero algo me parece claro:Si hubiésemos dejado a Gaddafi machacar a los opositores hasta el final, si no hubiésemos intervenido, como dicha oposición libia y la misma Liga Árabe demandaba a la ONU (ni que decir tiene que, por la decisión de este organismo, este caso no es equiparable al de Irak), habríamos mandado un claro mensaje a todos los dictadores que ahora temen los movimientos de sus gobernados: "
No hagáis como los flojos de Mubarak y Ben Alí, que se fueron ante la presión. Haced como Gaddafi. Pagar armas con vuestro dinero (que es el de vuestro pueblo) y lanzarlas sobre las cabezas de quienes osen levantar la suya. No debéis preocuparos por nada. Nosotros no intervendremos".

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La situación puede evolucionar de muy distintas maneras. También tengo dudas sobre los opositores a Gaddafi, como mínimo civiles armados, que vemos por los medios. No dudo que Occidente no interviene si no hay intereses que recompensen la molestia. Pero todo ello no implica que lo mejor hubiese sido mirar para otro lado, cambiar de canal en casa para no ver más imágenes de matanzas, y poder cenar tranquilamente nuestra sabrosa hamburguesa.Los musulmanes están haciendo historia. Están demostrando que no son tan distintos de nosotros, demostrando si acaso tener más conciencia, más disposición a luchar por lo que creen justo, verdadera voluntad de democracia. Resulta que nos habían estado vendiendo a un pueblo que no era, pintando "malos" para justificar las maldades propias, imagen única para el rebaño domesticado. ¿Es lo que está pasando ahora con Libia? Es pronto para responder con seguridad. Esto quedará en los libros de historia, por muchos años. Debemos elegir cómo queremos que nuestra sociedad actual sea recordada. Como la que apoyó dictaduras represivas, siempre. O como la que ayudó a los que en teoría no deseaban más que sus mismos valores fundacionales, sobre todo la libertad... La que lo hizo, al menos, en una ocasión.
Saludos