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CÉSAR ORTIZ-ECHAGÜE Y JORGE SCRIMAGLIO PREMIO EX-AEQUO · 9/18/2019
El próximo 6 de octubre dará comienzo la XI BIAU (Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo) en Asunción, Paraguay. A lo largo de una semana, distintos enclaves de la ciudad acogerán exposiciones, conferencias y debates, así como una muestra de cine y actividades populares.
La bienal recoge la mejor arquitectura de los 22 países que conforman Iberoamérica en las categorías Panorama de Obras, Publicaciones, Textos de investigación, Trabajos académicos y Habitando Iberoamérica.
Premio Iberoamericano de Arquitectura y Urbanismo
En cada bienal se otorga además el Premio Iberoamericano de Arquitectura y Urbanismo, un reconocimiento a la meritoria labor de un(a) profesional de la arquitectura y/o el urbanismo que, de forma individual o colectiva, se haya destacado por la promoción y defensa de valores relacionados con la arquitectura y el urbanismo en Iberoamérica.
En esta categoría se recibieron 38 propuestas para esta edición de la bienal. El pasado mayo se reunió el jurado, presidido por Javier Martín Ramiro. Director General de Arquitectura, Vivienda y Suelo; y formado por Laureano Matas Trenas. Secretario General del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España; Francisco Mangado Beloqui. Coordinador General de las Bienales; Arturo Franco y Ana Román. Comisarios de la XI BIAU; José Cubilla. Coordinador de la XI BIAU en Paraguay; Gloria Cabral / Solano Benítez. Asunción. Presidentes Jurado Panorama de Obras XI BIAU y Javier Corvalán. Asunción, para analizar las candidaturas.
Tras un intenso debate los miembros del Jurado han decidido otorgar el Premio Iberoamericano ex aequo a los arquitectos:
CÉSAR ORTIZ-ECHAGÜE RUBIO (MADRID, 1927)
y
JORGE ENRIQUE SCRIMAGLIO (ROSARIO, 1937)
El Jurado destacó:
“Ambos arquitectos han supuesto un sólido referente de la arquitectura Iberoamericana a lo largo de los años desde su fuerte condición --marginal y periférica. Sus figuras han permanecido ocultas y alejadas de los circuitos mediáticos pero sus arquitecturas han sabido multiplicar su interés a lo largo de los años hasta situarse en el centro del discurso contemporáneo.
De esta manera, se premia a un arquitecto español afincado durante sus primeros años entre Pamplona y Madrid que logró responder con serenidad, contención y un innegable compromiso con la sostenibilidad y el sentido común en obras como los comedores de la SEAT en Barcelona o el Colegio Tajamar en Madrid. Arquitecto menos conocido entre las nuevas promociones, pero de una talla y carácter equivalente al de otros maestros tranquilos como Alejandro de la Sota incluso Francisco de Asís Cabrero prácticamente de su misma generación.
Por otro lado, se premia a un arquitecto rosarino de fuerte influencia Wrightiana que ha ido modelando su propio lenguaje desde lo local y lo universal, utilizando el ladrillo y sus posibilidades de una manera muy personal y que le sirve como articulador de espacios y relaciones ambientales.
Su trabajo ha significado un indudable referente para arquitectos rosarinos de generaciones posteriores como Rafael Iglesia, Marcelo Villafañe o el más joven Nicolas Campodónico, sirviendo como primer eslabón de una marcada arquitectura local contemporánea. Su influencia ha llegado hasta nuestros anfitriones paraguayos en esta BIAU.”