Atrasamos un poquito el especial de Cine Argentino, si?
¿Cómo les explico que la semana pasada se estrenaron en Buenos Aires dos de las mejores películas del año? Bueno, directamente se los cuento. ¿Cómo los convenzo de que vayan a verlas ambas? Bueno, empiezo por tirarles el dato de que mañana en los cines Hoyts las entradas van a estar a mitad de precio. Más difícil aún: ¿cómo los convenzo de que aquel film que parece el menos bueno de los dos, es de hecho el mejor? Bueno, simplemente escribo.
Comparar a David Fincher con Ben Affleck es ciertamente inútil, y ese no es el objetivo que persigo. Sí aprovecho para hacer una queja ante una Academia Cinematográfica que hoy en día nomina diez títulos para su premio gordo y aún así es poco probable que haga lugar para “The Town” (aquí “Atracción Peligrosa”). Por supuesto que “Red Social” estará nominada. Es el trabajo de un Fincher que está más afilado que nunca, que busca revancha y que sin duda merece más el premio ahora que por el curioso caso que nos trajo hace poco (aquí mi crítica).
Sólo quiero que quede claro que Affleck debería ser considerado como candidato a mejor director. Su última película no tiene la trascendencia a nivel social general que tiene una película como “Red Social”, que inevitablemente nos toca a todos. Tampoco tiene el atractivo directo para con el público (la protagoniza él mismo, mal augurio de entrada, ¿no?) que puede tener una “Inception” (aquí mi análisis). En líneas generales, es una película policial más, de crímenes y robos, de esas que –buenas o no- la Academia pasa por alto. Sin embargo, “The Town” tiene una cualidad que ya quisieran tener muchos films hoy en día (aún más en ese género específico): es una experiencia cinematográfica verdaderamente trascendente para el espectador. Cuando una película logra esto significa que está hecha con el corazón, con mucha garra y, sobre todo confianza; esa confianza que demuestra que no se le tiene miedo a nada. Pura, sn trucos; profunda porque su historia y el lugar en que se desarrolla no permiten otra cosa.
A diferencia del arriesgado silencio que emplea Affleck para el desarrollo de una gran cantidad de diálogos, Fincher arremete con toda la furia del habla (cortesía de un fenomenal guión de Aaron Sorkin), del sonido y de la música más extraña y seductora para presentarnos el mundo elite de Harvard en el que se esconde un genio por algún rincón. Y sí, “Red Social” tiene una parte humana, en el lado más cínico y arrogante de su protagonista, que se combina con un lado patético que nos da lástima pero no nos hace empatizar del todo con ese Mark Zuckerberg de personalidad tan definida, imposible de moldear. No creo que se haga difícil conectar con “Red Social” por las características de su protagonista únicamente. Hay algo superior, que tiene que ver con que, como película, es una apuesta segura. Sabemos, que porque habla de Facebook (y de todas las redes de ese tipo) desde algún lado a todos nos llega. Dicho esto, es obvio que “Red Social” nos va a enganchar, con notables armas –especialmente su guión- que si las pensamos en frío no tienen tanto que ver centralmente con ese atractivo que es Facebook. Pero también es obvio que es una película que desde todos sus lugares cierra a la perfección; que inteligentemente va entrelazando sus líneas dramáticas para que no olvidemos nunca que se nos está contando algo que ya sucedió. Ojo, que este objetivo, propio del film, se ve traicionado (una traición que juega a favor; casi una traición cometida –también con suma inteligencia- adrede) por lo que ocurre en una trama que nos deja maravillados a cada minuto, de modo que sentimos que todo sucede en un incuestionable presente. Con todas estas cuestiones tenidas en cuenta, me surge el pensamiento: “Así se hace cine…qué película admirable que seguramente pasará a la historia del cine. Me tiene que gustar. Sí, sí, me gusta”.
La frase escrita arriba (o algo similar) es más o menos la que se me cruzó por la cabeza al ver “El Ciudadano” de Orson Welles, título que sí se cuela es porque se está comparando a Mark Zuckerber con Charles Foster Kane; porque leo críticas que hacen referencia a esta conexión. En “Citizen Kane” el presente también era más poderoso que otra cosa, aún luego de conocer el comienzo-nudo-desenlace de la vida del magnate en un flash al inicio del film…aún luego de sea lo que fuere que significaba Rosebud. El film de Welles avanzaba rápidamente, con cambios bruscos y diálogos inteligentes y afilados. Y bueno, todo genial, porque la película marcó un antes y un después; pero Tote Auche es testigo de que se puede decir sin miedo que quizá no sea una gran película. Más o menos esa es la situación que vivo con “Red Social”.
Igualmente la crítica más completa de ambos films esta semana es necesaria, porque hay ver las dos películas…pronto!