Cada dia parece más evidente que no es una brecha ideológica la que divide a la sociedad sino que ésta parece situarse en otros parámetros muy distintos a los ideológicos. Hoy, esa brecha que ha marcado el voto de los españoles casi al 50% y que ha hecho de ello el argumento perfecto para asentar una casta política que, con un margen cada vez mas estrecho en lo que se refiere a la puesta en práctica de las políticas públicas, claves para distinguir a unos y a otros, se ha estrechado tanto que no cabe distinguir entre unos y otros si no en pequeños matices de orden estético y que en nada afectan a la gran mayoria de la sociedad española.
Aquellas políticas que diferenciaban a un partido conservador del socialista o a las derechas de las izquierdas han pasado a mejor vida. De nada importa que la izquierda proyecte la paridad, el igualitarismo o el pacifismo de baja intensidad si deja un rastro de parados que echa abajo toda su politica social. Menos importa que la derecha hable de patriotismo como seña de identidad si a la menor oportunidad pacta con los secesionistas catalanes o vascos ofreciendoles lo que su ideario niega.
Las convicciones son relegadas una y otra vez por los intereses electorales, aquellos que en el fondo les permiten mantenerse en el poder. No sólo están dispuestos a dejar de lado políticas que han formado parte de su razón de ser, de su ADN ideológico, también esa brecha se ha difuminado a la hora de establecer una serie de privilegios que, como casta endogámica no han dudado en aceptar con la tipica unanimidad del que forma parte y reconoce su territorio de casta privilegiada.
Entonces, si esa brecha ideológica se estrecha y cada vez es más dificil obtener un margen de maniobra para diferenciar a unos de otros, añadiendo que hoy en dia casi se gobierna al dictado de los mercados ¿Cual es la brecha que sigue haciendo que los ciudadanos voten a PP o a PSOE? Sin duda, no existe más tendencia al voto que la originada por el engaño, por el discurso teórico y etéreo vacio de contenido y que puesto en práctica no existe. Existe, pués, un discurso sectário que divide a los ciudadanos como puede dividir cualquier secta o cualquier club de futbol, en el fondo y en la práctica las diferencias, excepto en unos mínimos matices, han desaparecido. Se podría decir que son la misma cosa y que necesitan enviar mensajes y discursos diferentes para mantener el status de casta privilegiada y el tinglado funcionando.
La verdadera brecha es la que divide dos territorios completamente distintos, casta política y ciudadanos, unos viviendo en un mundo de privilegios a los cuales no parece afectar la crisis y donde conviven los causantes y culpables del desastre que padece nuestra sociedad y otros, los que sufren los embates perpetrados por la casta, los pagános y las victimas de una crisis que por activa o por pasiva no supieron acertar a detectar y la estamos pagando a base de recortes, desahucios, embargos, desempleo y emigración a otros paises para buscar lo que aqui nos niegan.
Una brecha que siguen sin corregirse por aquellos que están en la obligación de hacerlo pero al parecer la corrupción no les deja mucho tiempo para ello, las ansias de poder, de seguir en el tinglado a pesar de saberse parte del problema y que hará que nunca toquen nada que pueda afectarles, ni recortes en la lluvia de dinero a los partidos, sindicatos, ni subvenciones con destino bolsillesco, etc... el objetivo, como siempre es el pagáno y victima de sus tropelias: el ciudadano.
Esa es hoy la brecha, diría que el abismo que separa a los gobernantes y gobernados. Un alejamiento que supone un deterioro del sistema democrático, unas instituciones sociales defectuosas y un declive de la clase política que no vé más allá de sus intereses particulares. Todo ello lleva consigo una alta dosis de riesgo de fractura y estallido social que llegará al conflicto como única salida a la crisis integral del sistema de convivencia roto por la casta política.
Carlos RH