Todo empieza con una idea. Muchas veces se nos ocurre mientras deliramos con amigos con mate o cerveza de por medio (dependiendo la hora del día o los gustos del consumidor) y pensando que nunca se va a concretar. Hasta que algún participante de la mesa redonda dice: ¿y por qué no? Todos se callan, lo miran y se hacen la misma pregunta. ¿Por qué no?
Y así empieza a girar la rueda… una idea lleva a la otra, un delirio lleva al otro hasta que decidimos hacerlo.
Así fue como nosotros cumplimos el eterno sueño de Dino, que con el tiempo y con algunos cambios pasó a ser mio también. Así fue como nos animamos a dejar todo y largarnos a conocer el mundo a través de su gente. Así fue como un viaje se convirtió en un proyecto educativo y mágico por sudamérica. Así fue como volvimos con más preguntas que respuestas. Así fue como decidimos que queríamos que nuestra vida fuera diferente. Así fue que seguimos con miles de proyectos en la cabeza y esperamos que se concrete alguno. Y así fue como ayer inauguramos la primera muestra de fotos de Magia en el Camino en el Orsai Bar.
Hacerlo en Orsai Bar significó mucho para nosotros… Les contamos por qué:
Orsai Bar no es un bar común, uno más de los que se abren en estos días en Buenos Aires. Es un bar que, como nuestro sueño, empezó como un delirio, una “idea trasnochada”, como dice Hernán Casciari, en una terraza de Sant Celoni (cerca de Barcelona) y que después de muchas cervezas, mates, pizzas y cigarrillos se hizo realidad. Pero detrás de ese bar hay una historia increíble y admirable: la de Hernán, Comequechu, Chiri y unos cuantos más a los que se sumó, entre otros, el Tonga. Y detrás (o al lado de ellos) miles de lectores y seguidores que, como nosotros, admiran cómo hicieron y hacen las cosas. No sólo el bar, sino la revista Orsai, los libros, el proyecto editorial, etcétera. Porque acá el tema no es sólo el QUÉ, sino el CÓMO. Por eso, para nosotros, fue un placer realizar nuestra primera muestra allí.
Queremos compartir con quienes no conocen la historia de Orsai Bar, un breve texto donde Hernán comienza a contar cómo surgió la idea del bar. Les va a gustar.
La culpa fue del marcapáginas. A Chiri y a mí se nos ocurrió terminar el año como lo habíamos empezado: poniendo un señalador numerado en la Orsai N4 y premiando a un lector suertudo con una pizza y un viaje. Fuimos a buscar a Comequechu para contarle. Esto ocurrió el sábado, después del Perú—Venezuela. Yo sigo sin entender cómo una charla tan simple derivó en algo tan bestia. Mientras escribo esto, Comequechu dejó la pizzería para siempre y ahora está volando a Buenos Aires.
Las ideas trasnochadas suelen ser peligrosas, a esta altura deberíamos saberlo. Uno se sienta a la mesa convencido de haber cumplido un deseo, de haber editado cuatro revistas soñadas, de haber mantenido una promesa, de querer cerrar el proyecto con un broche de oro, y lo que se te pone por delante es un desafío mayor.
—Comequechu —le dije el sábado, justo después del partido—, hoy empezamos a trabajar en la revista número cuatro, que va a ser la última.
—Te van a matar, Cayota —me dijo.
—No, tranqui. Vamos a centrarnos en la editorial el año que viene —le dije, repitiendo lo que ya habíamos conversado con Chiri—. Va a estar bueno: vamos a hacer libros, vos vas a hacer pizzas…
—Te van a matar igual. La revista no se toca, ya no es tuya. No la hicieron ustedes solos.
—Dejálo que te cuente —se metió Chiri.
—Lo que queremos —le dije— es darle a la revista un final cíclico. Tenemos ganas de hacer un marcapáginas numerado y volver a invitar a dos lectores con todo pago a…
—¿Otra vez? —dijo el pizzero— Eso no es un final cíclico, eso es repetir lo mismo.
—Cíclico significa eso —dijo Chiri—. Terminar como empezó.
—Además —dije— a los lectores les encantó la idea del marcapáginas.
—¡Les gustó a los de allá! —dijo Comequechu—. A los de Argentina, a los de México, porque se pueden ganar un viaje a Europa. Vos no sabés la cantidad de lectores que vienen a la pizzería desde Barcelona, o Madrid, o de cualquier parte de España y se quejan de que el concurso a ellos no les mueve un pelo. ¿Qué premio le vas a dar a un lector de Barcelona, un viaje en tren de cuarenta minutos?
—También se quejan los lectores de allá, porque la pizzería les queda a doce mil kilómetros… ¿Pero qué querés hacer? —le dije— No podemos tener una pizzería de cada lado del océano.
—¿Por qué no podemos? —dijo Comequechu— Ustedes hace un año dijeron que iban a hacer una revista sin publicidad, sin distribución y sin nada. Y funcionó. Venezuela acaba de jugar la semifinal de una Copa América. Yo el mes pasado le hice firmar a Altuna un contrato rarísimo, que salió en los diarios.
Chiri y yo mirábamos a Comequechu en silencio.
—Y ahora, de golpe y porrazo, ya no podemos hacer más nada —dijo el pizzero—. Ni hacer una revista nueva, ni poner una pizzería en Buenos Aires, ni seguir jugando —nos miró serio—. ¿Por qué no podemos?
Esa pregunta, de cuatro palabras, fue el principio de todo.
Seguí leyendo cómo continuó la historia en este link.
Cuando estábamos viajando una de las actividades que más nos gustaba era tomar fotos, captar con nuestra lente esos detalles, paisajes, gestos, rostros, situaciones y cotidianeidad de todo y todos los que nos cruzábamos en el camino. Ya teníamos la idea de hacer una muestra de fotos. Ya teníamos la idea de publicar nuestro libro “Detalles del mundo” o “El mundo en detalles” (después de leer en el link de qué se trata pueden ayudarnos: ¿qué título les gusta más?).
El primer sueño se cumplió ayer. El segundo, sigue en pie.
GRACIAS a todos los que se dieron una vuelta ayer por el bar. Gracias a todos los que nos enviaron buena onda desde distintos lugares del mundo. Gracias a todos los que nos escribieron avisando que van a pasar en la semana por el bar para ver la exposición. Gracias a todos por seguirnos!
Les dejamos algunas fotos de la preparación porque, increíblemente… no sacamos fotos cuando comenzaron a llegar los espectadores… se las debemos para la próxima muestra!
Una de las paredes lista… quedaron muy lindas!
Para terminar la Gran Noche no pudimos tener un final mejor… tuvimos el GRAN privilegio de probar las primeras pizzas de Comequechu en el bar!!!
Buenísimas!!
Gracias a todos los que trabajan en el bar!!
Y un agradecimiento especial a mis viejos, por ayudarnos con el montaje de la muestra, y a Maxi, Claudio, Jesús y Melisa por la ayuda previa a la exposición.
La muestra permanecerá por 15 días. Nosotros vamos a tratar de ir al bar el jueves 15 y el domingo 18. Los esperamos!
Próximamente retomamos con los post sobre Rincones de Buenos Aires, Cosas de viajes y alguna sección más.
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