Por: Manuel García
Me dice un pajarito que es una de las narradoras que más vende a nivel internacional. Se llama Norah Carter y su nombre no aparece en ningún suplemento literario de fin de semana. Logro contactar con ella y leo su primer libro, porque Norah ya ha publicado varias novelas y de géneros diferentes. Miles de descargas han sido registradas en Amazon sin apenas un trabajo de promoción profesional, salvo las horas que ella le dedica a escribir y a informar sobre sus títulos en redes sociales.
Para mí, eso es talento, dar con una fórmula mágica que convierte a sus personajes, sin complejidades psicológicas, en parodias de sí mismos, en aquellos perfiles a los que en algún momento nos gustaría aspirar. Viajes, sexo, restaurantes, decepciones, confesiones, cotilleos, marujeo, moda, centros comerciales, más viajes, muchos besos y un uso del castellano directo y efectista consiguen que Norah Carter sea un fenómeno de masas.
Trilogías de amor y novelas negras son los géneros que maneja, recurriendo a todos los tópicos, pero con una chispeante agudeza que engancha, que nos recuerda a esas primeras películas de Almódovar y a toda una literatura oral en la que las infidelidades y los rumores de patios interiores adquieren todo el protagonismo. Norah Carter escribe como habla y tira de su propia experiencia y de lo que oye, convirtiendo el rumor y el chisme en novelas con una fuerte carga de sentimentalismo trasnochado. Pero eso no es fácil hacerlo. Y, aunque Norah, lo niegue, la Carter tiene facilidad para hacer de nuestra vida una literatura de pasatiempo, lejos de sesudos planteamientos.
Va al grano, a los instintos, a la felicidad de sus personajes, y agrada al lector haciéndole viajar y ofreciéndoles altas dosis de erotismo. Una revelación, sin duda, en el mundo digital que acaba de empezar. Veremos qué sucede. Por ahora, lo está petando en Amazon y arrasa.