Revista Cine

Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLIX

Publicado el 10 noviembre 2013 por Diezmartinez
Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCLIX
Mi Universo en Minúsculas (México, 2011), de Hatuey Viveros. Cual personaje rulfiano repensado, una joven catalana llamada Aina (Aida Folch), llega a la Ciudad de México porque sabe que ahí vive su padre. Su única prueba es una vieja fotografía en la que ella, de tres años de edad, es cargada por su papá y al fondo de la foto, se ve la casa en donde vivió: Juárez 37. Por supuesto, la enorme Ciudad de México tiene más de una calle Juárez, así que veremos a la muchacha recorrer a pie, en microbús, en metro, en taxi, toda la inmesidad chilanga en busca de su papá, en busca de su origen.
¿Slow-cinema otra vez? No precisamente o no al nivel antidramático que hemos sufrido en algunos filmes nacionales de los últimos años. Aina se encuentra con varias personas que tienen sus propios problemas -un joven padre soltero (Harold Torres) con un niñito de tres años, una solitaria mesera (infalible Diana Bracho) a la que el banco le va a embargar su casa, una "cultora de belleza" (Sonia Couoh) embarazada con una tía gravísima de sus pulmones-, tan singulares como los de Aina, que se pierde y se encuentra a sí misma caminando y viajando por toda Chilangolandia. La cámara está acreditada a Vidblain Valbás pero también aparecen otros seis fotógrafos en los créditos finales, responsables de esos fragmentos de vidas y rostros anónimos que vemos en todo el filme. Se trata de la meritoria opera prima de Hatuey Viveros, egresado del CCC. 
Sonidos Vecinos (O Som al Redor, Brasil, 2012), de Kleber Mendonca Filho. El segundo largometraje -primero de ficción- del cinecrítico convertido en cineasta Mendonca Filho fue exhibido a inicios del año en México en el FICUNAM 2013 y ahora ha vuelto en una modesta corrida cultural/comercial en la Cineteca y en salas afines.  La película, ganadora en Rotterdam 2012 del premio FIPRESCI, está ubicada en la costera y norteña ciudad de Recife, en un barrio cercano al malecón. Ahí, enormes edificios de departamentos alternan con casas individuales, en donde viven algunos acomodados clasemedieros y de clase alta, servidos por los chalanes de siempre: lavacarros, criadas, guardias. La cinta va mostrando, sin prisa alguna, inevitables tensiones sociales, broncas familiares y la permanencia de la violencia y la venganza, pues en una sociedad con tantos agravios como la brasileña -o la mexicana, en todo caso- es dificil sino es que imposible olvidar el pasado.  Una media docena de personajes van apareciendo como los protagonistas: la frustrada ama de casa Bia (Maeve Jinkings), el dueño de casi todo el barrio Don Francisco (W. J. Solha, el papá de Érase una Vez Yo, Verónica/Gomes/2012), su nieto Joao (Gustavo Jahn), su otro nieto Dinho (Yuri Holanda) y el vigilante solovino Clodoaldo (Irandhir Santos), quien se ofrece a patrullar el barrio junto con sus camaradas para evitar que sucedan robos -¿o será para evitar que ellos mismos roben? Los "sonidos vecinos" -los sonidos de alrededor del título original- son persistentes y, llegado el momento,  imposibles de soportar, como esos ladridos de un perro que no descansa ni de día de noche. Se podrán acallar por un momento, pero volverán porque son parte de la vida en común. Como el pasado, que por más que se quiera olvidar, vuelve por sus fueron en el momento menos esperado. En el caso de esta película, en la misma escena final.
Este es el Fin (This in the End, EU, 2013), de Evan Goldberg y Seth Rogen. La opera prima a cuatro manos de Rogen y Goldberg muestra a un sexteto de celebridades cómicas -Rogen, Jonah Hill, James Franco, Jay Baruchel, Danny McBride y Craig Robertson- en plena pachanga cuando la fiesta es interrumpida por el Apocalipsis. Y no, no es metáfora. Los gags se suceden de manera ininterrumpida y por cada chiste que no da en el blanco, hay dos o tres que sí. Mi crítica en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado.

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