Revista Cine
Revenant: el Renacido (The Revenant, EU, 2015), de Alejandro González Iñárritu. Escribí largo y tendido de ella por acá.
Eisenstein en Guanajuato (México-Holanda-Finlandia-Bélgica-Francia, 2015), de Peter Greenaway. Hubo un tiempo en el que quien esto escribe se emocionaba al saber que alguien apellidado Greenaway había realizado otra película. Esa época pasó hace mucho tiempo... unos veinte años, por lo menos. Desde entonces, cada nueva cinta de Greenaway ha resultado ser un suplicio, más aún que sus cansinas declaraciones sobre la muerte del cine -ahora, en forma de gerundio: "el cine no está muerto... pero se está muriendo". En esta ocasión, el estilo sobrecargado de Greenaway -corregido y aumentado por el contagio del folclor nacional- se aplica a la ocasión en el que el cineasta ruso Serguei Eisenstein visitó nuestro país a inicios de los 30 para realizar la que sería su obra mayor inconclusa, ¡Que Viva México! Así, las dificultades para levantar el proyecto se entrecruzan con la intoxicación cultural/sexual que sufre Eisenstein (Elmer Back) quien, según el guión escrito por el propio Greenaway, pierde la virginidad en manos de su muy servicial guía mexicano (Luis Alberti). Encuadres en gran angular, pantalla dividida cual tríptico a la Abel Gance, diseño de producción vistoso, edición brusca, pantalla verde con imágenes digitalizadas, la puesta en escena es tan excesiva como inútil para sostener todo el filme. Poco sabemos de la truncada filmación de ¡Que Viva México! y menos aún de Eisenstein como artista cinematográfico. Eso sí, lo que sabemos es que el director de El Acorazado Potemkin (1925) se la pasó muy bien en Guanajuato, esa bravía tierra en la que los hombres se dan.
El Profeta (Khalil Gibran's The Prophet, EU-Francia-Canadá-Líbano-Qatar, 2014), de Roger Allers, Michal Sosa, Joann Sfar, Bill Plympton, Nina Paley, Tom Moore, Mohammed Saeed Harib, Joan C. Gratz, y Gaëtan y Paul Brizzi. Esta cinta producida por la actriz mexicana de origen libanés Salma Hayek rescata el celebérrimo libro homónimo del poeta libanés Khalil Gibrán para entregar un meritorio filme animado en el que todos los cineastas arriba listados dirigieron un segmento basado en algún fragmento del texto de Gibrán. Como suele suceder con este tipo de proyectos, el resultado es disparejo pero hay por lo menos tres segmentos notables: "Sobre los niños", de Nina Paley; "Sobre el matrimonio", de Joann Sfar; y "Sobre el trabajo", de Joan Gratz. Mi crítica en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado.
El Americano: The Movie (México-EU, 2016), de Ricardo Arnaiz, Mike Kunkel y Raúl García. La casa Animex, responsable de las cintas animadas nacionales La Leyenda de la Nahuala (2007), Nikté (2009) y La Revolución de Juan Escopeta (2011), y Ricardo Arnaiz, guionista y/o productor de la trilogía de Las Leyendas -de la Nahuala, de la Llorona (2011) y de las Momias de Guanajuato (2014)- han realizado la primera coproducción animada entre México y Estados Unidos.Más allá de la trivia, la película es un asunto menor pero consistentemente simpático: un periquito que vive en un arbolote poblano se niega a seguir la tradición de su papá cirquero (voz del productor y actor americano Edward James Olmos), pero cuando un carpintero maloso (voz de Paul Rodríguez) desafíe a su papá, el pajarito de marras llamado Cuco (Alex Syntek en la versión en español) decidirá ir a Hollywood para pedirle ayuda a su héroe favorito, El Americano (Héctor Suárez). Por supuesto, formulita obliga, en el camino, Cuco descubrirá que no necesita de la ayuda de nadie, pues ha crecido lo suficiente.Esta road-movie animada -o sky-movie, porque los pájaros vuelan- tiene más de una conexión con El Rey León (Allers y Minkoff, 1994) en su historia del jovencito que tiene que madurar para reclamar la herencia del padre y en esos achichincles chistosones que ayudan al malvado (eco de las hienas de la cinta de Disney), pero su mejor momento -el más gracioso, en todo caso- sucede cuando Cuco y sus acompañantes llegan a Tijuana, en donde se encuentran con Trueno, un armadillo cegatón y dizque ídolo de la lucha libre. La voz de Trueno es de Adal Ramones y, ni modo, esa secuencia es genuinamente chistosa.