Revista Cine

Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCXLVII

Publicado el 18 agosto 2013 por Diezmartinez
Sé lo que viste el fin de semana pasado/CCXLVII
Martín al Amanecer (México, 2010), de Juan Carlos Carrasco. El segundo largometraje de Carrasco (Santos Peregrinos/2004) se presentó sin pena ni gloria en Guadalajara 2010 y apenas este fin de semana llegó a las salas comerciales. La verdad, no se merecía tal tipo de ninguneo.  La cinta, producida por el ubicuo Roberto Fiesco, es dos películas en una y lo malo es que estas dos secciones no terminan nunca de embonar. En la primera, el Martín del título (Adal Ramones en plan serio) viaja de la capital a algún pueblito perdido en la nada, cargando una urna con las cenizas de un ser querido. En esta primera sección, el tono es lánguido a más no poder -el título del filme aparece a los diez minutos y alguien dice la primera palabra a los quince- pero después, en la última media hora, la cinta se transforma en una especie de thriller rural con todo y mefistofélico ricachón de horca y cuchillo (Manuel Ojeda, muy en su papel).
La cámara de Aram Díaz se luce de principio a fin y el reparto es cumplidor (sí: Ramones puede actuar, como lo demostró en la mucho mejor Puños Rosas/Gómez/2004), pero la historia, escrita por el propio cineasta en colaboración con Juan Pablo Cortés, no deja de estar plagada de gratuidades.De todas formas, creo que merece la pena revisarse.
El Cuerpo (España, 2012), de Oriol Paulo. El catalán Paulo dirigió muy joven en 1998 un cortometraje llamado McGuffin. O sea, desde sus inicios, el ahora cineasta debutante reclamaba la influencia -o por lo menos dejaba entrever la clara referencia- hitchcockiana. Sí, es cierto, hay algo de ello en la efectiva creación del suspenso, en el experto manejo del encuadre por parte del especialista Óscar Faura y hasta en algún tema -la fuerte presencia de una mujer muerta en la historia, al estilo de Rebeca (1940)- y alguna escena -el marido que sube la escalera con una bebida envenenada, como en Sospecha (1941)- que no son ajenos al cine clásico de Hitchcock. Por lo demás, la película es un entretenido ejercicio de estilo y nada más: en la típica noche lluviosa de este tipo de filmes, el cadaver de la poderosa empresaria farmaceútica recién fallecida Mayka Villaverde (Belén Rueda, ya especializada en el género) desaparece de la morgue. Un moroso detective con un desconocido pasado traumático, Jaime Peña (José Coronado), empieza a investigar. Muy pronto le queda claro a él -y a nosotros- que Villaverde fue asesinada por su mucho más joven marido, Álex Ullosa (Hugo Silva), quien tiene una apasionada relación amorosa con una jovencita llamada Carla (Aura Garrido).  Peña está convencido que Ulloa desapareció el cuerpo para evitar la autopsia que demostraría el asesinato; el auto-viudo, por su parte, cree que su excéntrica mujer no está muerta sino que se provocó un estado cataléptico, pues sabía que el marido le estaba siendo infiel, de tal forma que estando ella oficialmente muerta, puede vengarse libremente de él y de su joven amante. Si cree que esta última opción es demasiado retorcida, espere a ver el desenlace que no contaré aquí. Por supuesto, como suele suceder con los filmes centrados en resolver un misterio -en este caso, no tanto un whodunit sino un howdunit y un whydunit-, cuando llega el final descubrimos que el director/guionista ha jugado sucio con nosotros y que si pensamos dos veces todo lo que hemos visto, no tiene demasiado sentido ni, mucho menos, resulta creíble.  Es cierto, algo similar se podría decir de muchas cintas hitchcockianas, pero la diferencia es que, digamos, filmes como De Entre los Muertos (1958) no tratan, en realidad, de la resolución de ningún misterio. En contraste, El Cuerpo no trata más que de eso, con todo y su sorpresiva vuelta de tuerca final. Eso sí, todo el asunto, por lo menos, resulta culposamente entretenido.
To the Wonder: Deberás Amar (To the Wonder, EU, 2012), de Terrence Malick. Se desbarranca a tal grado Malick en la autoparodia de su temática y de su estilo, que esta película, firmada por los Wayans, bien podría haberse llamado "Una tonta película de Malick".  Mi crítica en el Primera Fila de Reforma del viernes pasado.

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