Revista Cine
Línea de Emergencia (The Call, EU, 2013), de Brad Anderson. El otrora interesante cineasta independiente Brad Anderson entrega aquí un thriller femenino que, a pesar de su inteligente premisa, termina fracasando por una última media hora desastrosa. Mi crítica, en el Primera Fila del Reforma del viernes pasado.
Palabras Mágicas (para romper un encantamiento) (México-Guatemala, 2012), de Mercedes Moncada. De las mejores películas mexicanas del año. Ya escribí largo y tendido de ella hace varios meses por acá.
Halley (México, 2012), de Sebastián Hoffman. La opera prima de Hoffmann fue lo mejor, en cuanto a cine de ficción mexicano se refiere, de todo lo que vi en Morelia 2012. Con una clara influencia del primer David Cronenberg, he aquí a Beto (espléndido Alberto Trujillo), el apocado vigilante de un gimnasio quien, literalmente, se está pudriendo. Beto sufre de una enfermedad ficticia -o condición, más bien- por la cual le aparecen llagas terribles por todas partes, se le caen las uñas, le aparecen larvas de mosca en la piel, sangra cuando se lava los dientes, etc. No es un muerto viviente pero eso parece: de hecho, en una de las mejores escenas del filme, Beto termina siendo confundido con un cadáver. Halley no es una película de horror, por cierto, aunque a veces sea difícil mantener la vista en la pantalla. Hoffmann se muestra como un cineasta hecho y derecho, seguro en sus recursos y con un equipo de producción impecable (foto de Matías Penachino, dirección de arte de Gabriela Garcíandia y espléndido maquillaje). Buscándole chichis a las culebras -digo, para usar de manera elegante el idioma de Cervantes- tendría que decir que el final abierto -que me remitió al desenlace de Frankenstein o el Moderno Prometeo, la novela- no me convenció en lo absoluto.De todas formas, de lo mejor del cine mexicano estrenado comercialmente en lo que va del año.