Revista Cultura y Ocio

Se me olvidaron las flores

Por Julio Alejandre @JAC_alejandre

Se me olvidaron las floresEra el día tres de mayo, el día de la cruz, y había ido al pueblo a traer gas para los candiles, baterías para el foco, otras cuestiones para el parto y unas flores para adornar la cruz. Yo me fui con el hijo mayor, Saúl, que tenía nueve añitos, atenida a que estaba embarazada y que me dejarían pasar. Cuando venía de regreso me salió el escuadrón, en una casa que hay al final del pueblo, algo apartada, allí se habían puesto.
─A ver, la documentación. Qué llevas ahí, tú, enseña esa garrafa. Estas baterías son para los revoltosos.
─Para el parto son, por si me toca en la noche.
─Tú eres subversiva, un correo que lleva intendencia.
─No me digan eso, que yo ni sé lo que es.
─No te hagas la desentendida. Mira, ayer capturamos a un guerrillero y lo colgamos de aquel árbol de ceibo. Y hoy te toca a vos.
─Yo no debo nada. Es verdad que necesito las cosas, no ven que estoy preñada, pues.
─Ya vamos a ver las listas.
Y sacaron una libreta con muchos nombres escritos y pasaron varias páginas.
─Aquí estás, ¿ves que eres revoltosa? Te vamos a sacar el niño que tienes en la panza, que también él va ser guerrillero.
Pues yo ya estaba resignada a que me iba a morir. Entonces mi hijo se puso a hablar sin que le preguntara nadie.
─Mi mamá no es guerrillera. En casa no hay guerrilleros.
─Cómo no, y tú vas a ser el primero que vamos a matar.
─Ustedes no creen en Dios ─les dijo el niño─, porque ustedes matan y Dios dice que no matarás.
─Ah, ya te estás delatando chino, ¿quién te ha enseñado esas babosadas? Un cura comunista, ¿verdad?
─Los diez mandamientos lo dicen.
─Tu madre te lo ha de haber enseñado.
─Ustedes es que no creen en Dios y no cumplen los mandamientos.
Yo me estaba poniendo muy nerviosa porque también al niño me lo iban a matar, pensaba, o a llevárselo con ellos o a saber qué. Pero no, quizá lo que les dijo los rebajó un poco y nos dejaron ir.
─Te tenemos fichada, eh. A la próxima vez que te veamos no te vas a escapar.
No se me olvida, un tres de mayo. ¿Y las flores?, me dijeron al llegar.

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