Me gusta mucho leer a Pilar Martínez en su blog Maternidad Continuum. Difícil será que no la conozcas, pero si acabas de aterrizar por la blogosfera, corre rauda a su blog porque aprenderás muchísimo de ella y con ella.
En el último post habla de ese complejo de super woman que muchas tenemos... tienen. ¿Vosotras lo tenéis? Yo sí, aunque bien es cierto que antes era mucho más acusado que ahora. Es inevitable. Llegamos a la maternidad sintiéndonos todopoderosas: alcanzando interesantes metas profesionales, capaces de organizar una casa, una oficina y hasta al vecino del quinto si nos lo proponemos. Y de repente entramos en un mundo aparte, el de la maternidad, y nos creemos que todo funcionará igual, que podremos con todo, que ya nos organizaremos, que sólo necesitamos pensar como hacerlo. Pero no, aquí rigen otras normas y a algunas les cuesta -nos cuesta- aceptarlo.
Y es que cuando un bebé irrumpe en nuestras ordenadas y perfectas vidas, también llega el caos. Y es un buen momento para meter a la cocktelera todas nuestras metas, aspiraciones, prioridades y recolocar lo que sea necesario.
¿Tu bebé no te deja tiempo para hacer otras cosas? Piensa que el cuidado de un bebé es una tarea 24x7 y efectivamente deja poco margen de acción. ¿Por qué infravaloras el cuidado de tu hijo? Lo que será necesario será ver cómo organizar el resto de cosas mejor, con más ayuda, con menos exigencia y con más lógica.
La realidad es que el tiempo coloca todo de nuevo en su sitio y aunque un hijo requiere de una atención y un tiempo especial siempre, a medida que crecen y maduran todo ese caos inicial acaba por pasar y a nosotras se nos pone sonrisa de nostalgia cuando lo recordamos. Y aunque no lo creáis, se acaba por echar de menos.
¿Os estáis volviendo locas?, ¿no os habéis duchado aún hoy?, ¿vuestra casa es un estercolero? ¿Qué podéis hacer?:
- Si tienes madre o suegra pídela amablemente que te limpie un poco y te traiga un tupper de sopa. No te cortes, ella se sentirá bien y tu mejor tras la rica sopa, ¡¡créeme!! Son válidas también vecinas amorosas y bien dispuestas. No tengas complejos y ¡a por ellas!
- ¿Algunos amigos te piden poder visitaros? Acepta las visitas con cuentagotas y pon dos condiciones: que traigan comida y que la estancia no dure más de una hora. Tanto tu bebé como tú necesitáis intimidad, descanso y horarios decentes.
- Pídele a tu pareja que haga la compra cuando salga del trabajo, y de paso que eche alguna cosita super rica, super calórica que te suba el ánimo y te haga desear que vuelva a casa cuanto antes ;)
- ¿Tu bebé se está echando una siestita? ¡¡Imítale!! Descansa un poco y acurrúcate contra él, sólo con olerle te sentirás de cine.
- ¿No te has duchado? Cero estrés, ponte ropa limpia, hazte una coleta, y muy dignamente pasa el día hasta que llegue el padre de la criatura. Entonces te haces -lo que llama mi madre- un lavao del gato y en santiamén te sentirás mucho mejor.
- Sal a pasear, aprovecha el sol, te subirá el ánimo. Y no te preocupes si vas hecha un adefesio, piensa que todas las miradas se las llevará tu chiquitín. A ti te miraban -y a la tripa- cuando estabas embarazada, ahora tu bebé será el centro de atención. Puedes llevar pelos de loca, ni lo notarán.
Y el mejor de los consejos que puedo darte es que no pienses en los demás, en lo que pensarán, en lo que creerán, en lo que opinarán. No nos interesa. Disfruta de ese momento, porque ese caos forma parte de tu puerperio, de tu crianza, de tu maternidad. Es tuyo y sólo tuyo. Mira a tu bebé un instante, piérdete en su olor, en su imagen, en sus manitas, en su pecho y dime si cambiarías eso por recoger el salón. ¿A que no?
Puedes seguir intentando ser una super woman si quieres, aunque yo te recomiendo que seas madre y mujer, a secas, que ya es bastante.