La Organización Mundial de la Salud, máximo órgano en esta materia a nivel mundial, ha anunciado hace pocos días la intención de emprender “reformas variadas de gran alcance”, y que incluyen los ámbitos administrativos, programáticos y presupuestarios.
Este anuncio se ha hecho público durante la 128º reunión del citado organismo, llevada a cabo en tierras suizas.
Para Margaret Chan, directora general de la OMS, “debemos redefinir nuestros deberes y responsabilidad, así como garantizar que nuestras acciones tengan un mínimo de impacto real en los resultados médicos”.
Chan considera que uno de los mayores problemas a que se enfrenta la OMS reside en la dificultad para medir los efectos de sus propias actividades, dado que resultan “invisibles” en buena parte, hecho que no ayuda a la opinión pública.
A su parecer, la organización no recibe la financiación adecuada, y es por eso que algunos de los hándicaps que de otra forma se resolverían fácilmente, se dificultan mucho ante la ausencia de recursos monetarios.
La máxima responsable de la organización también asegura que su entidad no es capaz de hacer frente a las altísimas demandas que recibe. Cita a modo de ejemplo el caso de Vietnam, que en 2009 percibió más de 400 misiones con la finalidad de examinar el sector de la salud y otros proyectos médicos.
Así mismo, también comenta reconocer la desconfianza que sembró la pandemia del virus H1N1, y otros aspectos derivados del mismo, como el supuesto temor acerca de la seguridad de las vacunas contra esa gripe. Pese a eso, Chan asegura que “todos los temores fueron infundados”.
A todo eso, la máxima mandataria de la OMS anuncia que, para solucionar su actual situación, “introduciremos cambios en las oficinas de la OMS y su funcionamiento, y en la selección y formación de nuestro personal”, además de lograr una evolución del comportamiento de los países donantes que muestren su apoyo al desarrollo sanitario mundial.
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