“Se te ve el plumero”

Ya sabemos que un plumero es un objeto que podemos usar en casa para quitar el polvo, y que en su extremo lleva plumas, naturales o artificiales, pero también se dice:

“Te estoy viendo las intenciones…, “Se te ve el plumero”, “Vérsele el plumero“, “Vérsele la oreja a alguien”.

Se usan estas frases para señalar que a alguien se le han visto sus verdaderas intenciones que pueden ser buenas o malas.

Se usan las plumas desde tiempos inmemoriales. Los Incas, los romanos entre otros las utilizaban, pero este dicho se usa desde 1812, como veremos mas adelante. Ahora una fábula sobre verse el plumero…

“La corneja y las aves”

En la Grecia antigua, cuenta una fábula de Esopo que data del siglo VI a.C. que Zeus convocó a todas las aves para elegir a la más bella y nombrarla reina.

Todos los pájaros se fueron a la orilla del río para acicalarse. La corneja se creía la más fea de todas, y para ganar se le ocurrió recoger las plumas que caían de las otras aves y ponérselas sobre su cuerpo. Así se veía como la más bonita.

Cuando llegó el día de la elección, todas las aves se presentaron ante el padre de los dioses.

Zeus estaba a punto de darle el título de la más hermosa, cuando las demás aves enfadadas por el engaño, pensaron en darle un escarmiento y empezaron a sacarle una a una las plumas. Así la corneja quedó como estaba al principio.

Se le vio “el plumero” a la corneja al quedar como realmente era.

Las Cortes de Cádiz

La frase “Se te ve el plumero” y sus derivados, nos llega desde la época de las Cortes de Cádiz de 1812, en la que se reconoció y reguló a las milicias nacionales.

Estaban compuestas por voluntarios que defendían los ideales mas progresistas. El bando absolutista no era partidario de estas milicias por tanto.

Antiguamente en las guerras se usaba un distintivo en los uniformes especialmente llamativo que diferenciara a unos ejércitos de otros, además de utilizar la simbólica bandera de cada uno de ellos.

La Milicia Nacional se dividía en los cuerpos de infantería, caballería y artillería, teniendo cada uno de ellos su propio uniforme y cuyo gorro militar estaba coronado con un curioso y llamativo penacho de plumas.

Este penacho de plumas destacaba y se veía desde lejos, pudiéndose distinguir y conocer a qué bando y cuerpo pertenecían los que lo lucían.

Esta expresión comenzó a utilizarse en tertulias o debates políticos entre conservadores y progresistas.

En algún momento de acalorada discusión los primeros decían a los segundos “a mí no me engañas, que te he visto el plumero”, en clara referencia al penacho de plumas del gorro.

José Bonaparte

Como algunos pensaban que este rey era divulgador del liberalismo francés le apoyaban. Estos eran los llamados “liberales”. Al entrar el hermano de Napoleón en Sevilla en agosto de 1809, se fundaron las milicias urbanas o cívicas semejantes a la Guardia Nacional francesa.

Para ser admitido deberían los voluntarios tener entre 17 y 50 años. También debía ser propietario o hijo de propietario, ejercer una profesión reconocida y tener buena reputación.

La Milicia Nacional

La idea de esta milicia se ideó en las Cortes de Cádiz en 1812. En ella debían prestar servicio los ciudadanos que tuviesen entre 30 y 50 años. Pero en mayo de 1814 Fernando VII anuló el proyecto.

En mayo de 1820 volvió el liberalismo y se volvió a formar la Milicia al estilo anterior para luchar contra el absolutismo, pero esta vez las edades estaban entre los 20 y 45 años. Sobre todo los voluntarios milicianos eran burgueses.